Qué es el phubbing, el hábito digital que puede dañar las relaciones interpersonales
Ceder ante la urgencia de revisar el teléfono aún en medio de una charla o reunión ya no es una rareza, sino un fenómeno en alza. Especialistas consultados por Infobae advirtieron que el hábito puede generar desconexiones emocionales
El teléfono móvil ocupa hoy un lugar central en la vida cotidiana. Si bien la conectividad permanente aporta comodidad, acceso rápido a la información y comunicación instantánea, también genera dinámicas que afectan la calidad de los vínculos humanos.
Entre esas conductas, el phubbing aparece como un fenómeno cada vez más frecuente que cuestiona cómo el estar “en línea” de manera constante altera la relación con los demás.
El surgimiento del phubbing: una nueva forma de desconexión
El phubbing es la costumbre de ignorar a quienes nos acompañan para mirar el celular, un comportamiento cada vez más extendido que afecta la calidad de los vínculos humanos (Freepik)
El término phubbing surge de la combinación de las palabras del inglés “phone” (teléfono) y “snubbing” (despreciar o desairar). La palabra define una situación cotidiana: ignorar a una persona presente para prestar atención al celular u otro dispositivo móvil.
Esta práctica ya no resulta exclusiva de los adolescentes ni de los entornos laborales; se extiende a casi todos los ámbitos sociales y etarios, atravesando familias, grupos de amigos y parejas, e incluso impacta en la relación entre padres e hijos.
El médico psiquiatra infanto juvenil y subjefe del servicio de Salud Mental Pediátrica del Hospital Italiano de Buenos Aires Andrés Luccisano (MN 122.284) describió ante la consulta de Infobae que “el phubbing hace referencia a la acción de ignorar a una persona, conversación o evento para poner atención al dispositivo móvil o a las redes sociales. En resumen: ignorar con el teléfono”.
Fernanda Giralt Font es licenciada en Psicología (MN 20025) y jefa del Departamento de Psicoterapia de Ineco y amplió: “El término phubbing describe una conducta cada vez más común: ignorar a una persona con la que estamos compartiendo un momento presencial, para prestar atención al celular u otro dispositivo móvil”.
Las causas detrás de un fenómeno transversal
La práctica del phubbing se observa en todo tipo de relaciones: entre amigos, parejas, familiares e incluso en el ámbito laboral (Freepik)
El acceso ilimitado a internet permite estar conectados todo el tiempo. Sin embargo, a la explicación de este fenómeno se suman otros factores, según los especialistas. Uno de los más potentes es el temor a perderse algo relevante o FOMO (por sus siglas en inglés, Fear of Missing Out). Las notificaciones constantes suelen constituir una fuente inagotable de distracción, dificultando el autocontrol a la hora de decidir cuándo y cómo utilizar los dispositivos.
El hábito de consultar el celular se consolida con rapidez. Para la licenciada en Psicología y miembro del equipo de Psicoterapia de Ineco Belén Tarallo (MN 72020), “existen múltiples aspectos a considerar frente al acto del phubbing. Entre los principales factores que explican esta conducta están: por un lado, el miedo a perderse algo importante (FOMO), que genera una necesidad constante de revisar lo que sucede en redes sociales o mensajes. Además, la hiperconectividad como hábito automatizado, que muchas veces ocurre sin plena conciencia. También la búsqueda de gratificación inmediata: el uso del celular activa mecanismos de recompensa cerebral, como la liberación de dopamina. Incluso la presión social de estar disponible todo el tiempo, lo que lleva a priorizar lo digital por sobre lo presencial”.
Luccisano subrayó el carácter adictivo que pueden alcanzar estos dispositivos: “El tiempo de uso de los celulares puede tener implicancias similares a las de otras adicciones. Las notificaciones, por ejemplo, generan una sensación de urgencia por ver o responder. Esto se vincula con otro factor central: la dificultad para el autocontrol. Muchas personas no logran frenar la ansiedad que les genera el deseo de mirar el celular, aun sabiendo que interrumpen un momento social importante”.
Consecuencias en la vida cotidiana y en los vínculos
En la relación entre padres e hijos, el phubbing puede llevar a que los niños perciban falta de interés y atención cuando los adultos priorizan el uso del celular durante el tiempo compartido (Freepik)
El phubbing afecta directamente la calidad de la presencia emocional. “Estar constantemente ‘en línea’ interfiere con la calidad de la presencia emocional y puede generar problemas en los vínculos: las conversaciones se vuelven superficiales, se pierde contacto visual y se diluye la sensación de ser escuchado y comprendido”, señaló Giralt Font. Este gesto, muchas veces inofensivo desde quien lo ejerce, tiene efectos directos en la autoestima y la percepción de valor de quien lo recibe.
“La persona que lo sufre suele sentirse ignorada, poco valorada o desplazada. Aunque no haya una intención de herir, el mensaje que se transmite es claro: ‘lo que pasa en mi teléfono es más importante que vos’. Así, lo que debería ser un momento de conexión se transforma en distancia emocional”, advirtió la especialista.
En términos de relaciones cotidianas, los especialistas coinciden en que los efectos negativos afectan tanto a parejas como a amigos y familiares. “Diversos estudios muestran que el phubbing puede deteriorar la calidad de las relaciones afectivas, tanto de pareja como familiares o sociales. Las personas que lo experimentan frecuentemente reportan disminución en la satisfacción vincular, mayor sensación de soledad y menor conexión emocional. En contextos íntimos, como una conversación entre amigos o una cena familiar, ser ignorado por un teléfono puede activar sentimientos de rechazo, invisibilidad y frustración”, sumó Giralt Font.
Efectos psicológicos y emocionales: ansiedad, estrés y soledad
Especialistas advierten que la repetición del phubbing puede derivar en soledad, aislamiento emocional y ansiedad (Imagen Ilustrativa Infobae)
Las consecuencias del phubbing no se restringen al plano social. El impacto psicológico puede ser profundo tanto para quien lo recibe como para quien lo perpetra. Ser reiteradamente excluido de la atención presencial puede afectar la autoestima y la sensación de pertenencia. “Quien es ignorado suele expresar que este desaire y falta de registro genera un impacto en su autoestima, con sensaciones de rechazo, inseguridad y menosprecio. Esto es común entre adolescentes, pero también lo observamos en las relaciones de adultos con niños, donde son los adultos quienes practican phubbing y el niño experimenta el malestar”, alertó Luccisano.
Estos impactos pueden reflejarse en la salud mental: “El phubbing afecta la salud mental principalmente por la compulsión a la acción, la dificultad para estar realmente presentes”, señaló el psiquiatra, quien agregó que esta compulsión incrementa la ansiedad y el estrés, poniendo en riesgo el bienestar emocional.
Por su parte, Tarallo reforzó: “Cuando el phubbing se vuelve un hábito sostenido, puede contribuir a un aumento de síntomas de ansiedad, estrés e incluso depresión, tanto en quien lo realiza como en quien lo recibe. En el primero, por la constante necesidad de validación y actualización digital; en el segundo, por la sensación de desconexión emocional y falta de reciprocidad. Además, esta dinámica puede agravar conflictos relacionales, generar discusiones recurrentes o fomentar el aislamiento emocional dentro de relaciones que, en apariencia, siguen en pie”.
La naturaleza cíclica del phubbing
Cuestionar el impulso de consultar el teléfono ayuda a recuperar la atención y a disfrutar de la presencia del otro (Freepik)
Con el avance del tiempo, el phubbing se convierte en una rutina automatizada. Además, tiende a replicarse dentro de un mismo entorno: “Si alguien nos ignora para mirar el celular, es probable que respondamos con la misma actitud, y así se refuerza un ciclo de phubbing”, describió Luccisano. De este modo, el hábito se potencia y se extiende, normalizando la desconexión en situaciones que tradicionalmente estaban destinadas al encuentro.
En la dinámica familiar o entre amigos, se observa cómo esta costumbre condiciona la calidad del tiempo compartido, convirtiendo reuniones y charlas en instancias donde la presencia plena se diluye.
Estrategias para reducir el phubbing y recuperar la calidad de los vínculos
Delimitar espacios y momentos libres de tecnología, como la mesa familiar, favorece la reconexión emocional y la calidad del diálogo (Freepik)
La recuperación del encuentro cara a cara y la regulación del uso de la tecnología no requieren medidas drásticas sino, más bien, la aplicación consciente de ciertos límites. Los especialistas coinciden en la importancia de promover cambios de hábitos sostenibles y cotidianos.
Entre las recomendaciones figuran el establecimiento de acuerdos explícitos. “Pactar momentos sin celulares, como comidas, salidas o charlas importantes. Si tener el dispositivo a mano genera un desafío extra, se puede recurrir a dejarlo lo suficientemente lejos para que no esté al alcance de la mano. Reducir la accesibilidad al dispositivo puede resultar muy útil, sobre todo para las situaciones en las cuales uno agarra el aparato ‘en automático’”, aconsejó Tarallo.
A eso se suma la limitación de notificaciones. “Quitar los sonidos y avisos innecesarios ayuda a no caer en la compulsión de revisar el dispositivo ante cada alerta. También puede ser útil eliminar aplicaciones que no usamos o que sabemos que nos generan distracción”, sugirió Luccisano.El ejemplo de los adultos es determinante: cuando los mayores priorizan el celular, los niños y adolescentes tienden a imitar esa conducta (Imagen Ilustrativa Infobae)
Otra herramienta útil es delimitar espacios libres de tecnología: evitar el uso del celular en determinados ambientes, como la mesa del comedor o durante rutinas familiares. Los tiempos de desconexión programada también resultan efectivos. “Practicar momentos de ‘modo avión’, para reconectar con uno mismo y con los demás”, propuso Tarallo.
El cuestionamiento activo del impulso de consultar el celular resulta fundamental para desarrollar un uso más consciente. “Preguntarnos: ‘¿Necesito ver esto ahora?’, ‘¿Qué me estoy perdiendo por mirar el teléfono?’ Estas preguntas ayudan a tomar decisiones más conscientes”, planteó Luccisano.
En este proceso, el entrenamiento de la atención plena y la promoción del mindfulness o la meditación contribuyen a fortalecer la presencia en el aquí y ahora. “Trabajar en la presencia, en mirar al otro, escuchar activamente y estar donde estamos”, apuntó Tarallo.
El rol de los adultos como modelo resulta central, especialmente en contextos familiares. “Si queremos que los niños y adolescentes usen la tecnología con equilibrio, necesitamos modelar esa conducta con nuestros propios actos. Lo que enseñamos con la palabra se refuerza -o se contradice- con lo que hacemos”, resumió el experto del Hospital Italiano.
Recuperar la conexión humana
El uso consciente de los dispositivos digitales permite equilibrar el vínculo con la tecnología y mantener relaciones más satisfactorias y sanas (Imagen Ilustrativa Infobae)
La clave, sostienen todos los expertos, no reside en anular el vínculo con la tecnología. “Establecer una relación más saludable con la tecnología no implica eliminarla, sino usar los dispositivos con mayor conciencia y regulación”, argumentó Tarallo. Asumir el desafío de moderar el uso de los dispositivos puede abrir la puerta a una mejor calidad de los vínculos, más presencia y mayor bienestar emocional.
El phubbing visibiliza cómo el avance tecnológico introduce desafíos inéditos en los modos de convivir. La invitación final es recuperar la calidad del encuentro humano, en el que la escucha, la mirada y la disponibilidad emocional ocupen un lugar central. Así, la vida “en línea” podrá convivir con relaciones humanas auténticas, sin desplazarlas ni vaciarlas de sentido.
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