Inteligencia artificial, una nueva amenaza para el negocio del streaming musical

Las plataformas de música están siendo invadidas por canciones que son plagios o falsificaciones. Esto afecta los derechos de autor y satura la oferta de contenidos.


¿Qué tienen en común Damon Albarn, Tori Amos, Jamiroquai, Kate Bush y Annie Lennox, además de ser músicos profesionales? Estos artistas encabezan una lista de 1.000 compositores británicos que unieron fuerzas para grabar un disco de protesta contra la Inteligencia Artificial.

Para ser más precisos: contra una legislación del Reino Unido que permite utilizar la IA en la industria musical afectando los derechos de autor sobre sus obras.

El resultado de esa comunión fue un álbum de 12 canciones, que dura 47 minutos y sólo contiene ruido ambiente y silencios.

Su título, por si quieren buscarlo en Spotify, es “Is This What We Want?”, y fue lanzado a través de Virgin Music el 25 de febrero último.

La queja de estos artistas apunta contra el gobierno británico, para que no autorice que las empresas de IA puedan utilizar música disponible en plataformas digitales para entrenar a sus algoritmos sin tener que pagar derechos de autor.

Esta controversia es un episodio más de una transformación tecnológica que convirtió a la inteligencia artificial en una nueva amenaza para el negocio de la música en línea.

Por lo general, los intereses de las discográficas tradicionales chocan con las plataformas de streaming y también con la mayoría de los músicos, que habitualmente cobran bastante menos de lo que pretenden por la explotación de sus obras.


La industria de la música se unió para enfrentar el mal uso de la inteligencia artificial


Sin embargo, la IA ha logrado unificar el frente de la industria musical en su contra de una manera inesperada.

Recientemente, el gigante Sony Music ofreció una pista muy clara, y a la vez ambivalente, de hacia dónde va este enfrentamiento.

Por un lado, la discográfica reclamó ante las autoridades del Reino Unido la eliminación de más de 75.000 canciones falsas (conocidas como deepfakes, en la jerga de la actividad) que fueron generadas con inteligencia artificial imitando a sus artistas.

Sony denunció que esas canciones simulan las voces y estilos de artistas como Harry Styles, Queen y Beyoncé. Pero no son reales y los derechos por reproducción en plataformas tampoco llegan a sus creadores originales.

Una forma de reproducción ilegal que no hace más que actualizar lo que hace 40 años se hacía regrabando un Compac Disc.

En el mismo sentido, la plataforma de streaming Deezer aportó un dato contundente. Dijo que cada día se suben al menos 15.000 grabaciones generadas por inteligencia artificial, producto de una minería de datos que actúa indiscriminadamente sobre el universo disponible de música en Internet.

Los avances tecnológicos en esta materia son tan grandes y acelerados que hacen cada vez más difícil detectar las falsificaciones.

Por eso, los nuevos piratas de la IA siguen haciendo su negocio sin miedo a ser descubiertos y tener que pagar una multa de hasta u$s150.000 en el Reino Unido por cada obra utilizada sin reconocer los derechos de autor.

En la misma dirección que Sony Music avanzan sus ultra competidores Universal Music Group y Warner Music Group.

Pero Sony también hizo un movimiento de piezas que busca responder a la amenaza de la IA con sus mismas recetas: por primera vez en su historia invirtió en una plataforma que utiliza inteligencia artificial pero como una herramienta para proteger las licencias y derechos de autor. Puso u$s16 millones en una startup que se llama Vermillio, que ya había trabajado con Sony en 2023 en un proyecto que involucró al ex Pink Floyd David Gilmour para que los usuarios pudieran crear remixes personalizados del disco Metallic Spheres (2010) utilizando Inteligencia Artificial.

Ahora, Vermillio informó que utilizará el capital que recibió de Sony para ampliar sus operaciones y “seguir desarrollando soluciones para una internet de IA generativa que permita a talentos, estudios, sellos discográficos y más proteger y monetizar su contenido”.

Ante la estrategia de dar de tomar de su propia medicina a la IA, Dennis Kooker, presidente de negocio digital global en Sony Music, señaló: “Estamos enfocados en desarrollar casos de uso responsable de la IA generativa que potencien la creatividad y los objetivos de nuestros talentos, protejan su trabajo, entusiasmen a los fans y generen nuevas oportunidades comerciales”.


Otros efectos negativos de la IA en la industria musical


Pero los derechos de autor no son los únicos afectados por la irrupción de la IA en el negocio del streaming.

Según los protagonistas de esta industria, también está amenazada la capacidad de almacenamiento y la recaudación de las plataformas por el crecimiento exponencial de la música que se sube desde distintos orígenes.

Y la inteligencia artificial es actualmente uno de los principales proveedores de pistas musicales que ponen a las redes al borde de la saturación.

Según estadísticas de la empresa de datos musicales Luminate, existen unos 200 millones de canciones disponibles en plataformas de streaming en todo el mundo.

Pero esa abundancia de canciones generadas gracias al uso de la IA que representan falsificación o plagio no hace más que “ensuciar” la oferta musical genuina.

La plataforma Deezer precisó que recibe 150.000 nuevas canciones por día, de las cuales en un 10% se pudo detectar que fueron generadas con IA. Y estima que hay muchas más que pasan el filtro cada vez con mayor facilidad sin que se las pueda reconocer.

Pero un detalle expost las delata: se trata de música que en el 80% de los casos no logra ni una sola reproducción en los siguientes doce meses desde que es subida, según Deezer.


El streaming también se maneja por las viejas leyes del mercado


Otro problema para la industria es que esta saturación en crecimiento constante afecta la raíz de su negocio, que en el fondo no deja de tener la lógica del libremercado.

Así, mientras la oferta crece indefinidamente la demanda lo hace a un ritmo mucho menor. En Estados Unidos el streaming de audio redujo a la mitad su porcentual de crecimiento en 2024 respecto de dos años anteriores, según informes disponibles.

Esta acumulación de elementos negativos puso al modelo de negocio del streaming bajo la lupa. En un principio parecía un modelo win win en que todos ganaban.

Luego los artistas advirtieron que sus ingresos por reproducción eran cada vez más bajos y que el grueso de la recaudación se lo llevaban las plataformas y las discográficas.

Ahora, las preocupaciones comenzaron a ser compartidas por todos los protagonistas del negocio, ya que el crecimiento de la audiencia no avanza a la velocidad que requieren los inversores para compensar los costos a cubrir.

Y la inteligencia artificial llegó para profundizar todavía más estos cuestionamientos. Ahora las plataformas y las discográficas no sólo deben preocuparse por sumar usuarios y cobrar regalías.

También están pendientes por la cantidad de contenido que se suma al ecosistema de streaming y que se hace cada vez más difícil de controlar.

La cantidad de artistas, reales o creados por la IA, es cada vez mayor y eso hace que las regalías a repartir sean cada vez más bajas. Es cada vez más frecuente que sea más caro para las plataformas procesar los datos de distribución que el monto que reciben los músicos por cada reproducción.

FUENTE ÁMBITO.


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