Macri, los gobernadores, los aliados, un sector del radicalismo y el kirchnerismo podrían poner otro legislador en lugar de Menem

Martín Menem volvió a asomarse al abismo político este miércoles, cuando Cristian Ritondo le concedió con serenidad al riojano que estaba aplicando el reglamento a rajatabla por levantar la sesión por ficha limpia a las 12:31. 

«Presidente, yo le quiero decir una cosa: había 129», apuntó, y precisó: «Una diputada se paró cuando entró otro diputado, pero había 129 presentes. Las cámaras después lo van a ver. Pero no importa, usted está cumpliendo con el reglamento».

Aunque había 129 diputados presentes, una legisladora permanecía en el recinto sin sentarse en su banca y el presidente de la Cámara de Diputados aplazó la convocatoria que había suscripto junto al PRO. El tono mesurado del titular de la bancada macrista no alcanzó para disimular o aplacar las voces que atestiguan la preparación de un golpe institucional de la oposición en el Congreso.

Fuentes parlamentarias advirtieron que la crisis se agudiza cada día más y compromete la continuidad de Menem al frente del cuerpo: «los muchachos no paran de hacer cagadas y se junta la bronca de los bloques aliados con la de los gobernadores por la falta de presupuesto», dijo un diputado del centro.

Desde La Libertad Avanza le quitan dramatismo a la situación y se jactan de la buena relación que el titular de la Cámara Baja mantiene «con los dos o tres tipos más preparados para conducir». El oficialismo guarda esa consideración para el propio Ritondo, Miguel Pichetto y Emilio Monzó pero, mientras que el macrista busca relevar a Menem desde el principio del gobierno libertario, los otros dos colegas suyos niegan públicamente cualquier interés en ocupar el estrado.

En una oficina de Encuentro Federal (EF), el armado parlamentario del rionegrino, señalan a su jefe de bloque como el mejor para manejar el recinto. En Pasos Perdidos, por otra parte, un legislador poroteaba el martes y calculaba que, si la disputa entre el gobierno y los aliados terminaba en una votación por la conducción de la Cámara, Menem perdía contra cualquiera. «Emilio junta 140 votos por abajo de las patas porque lo respalda hasta el peronismo», indicaron.

Más cautos, en otro despacho relativizaban ese optimismo. «Si fuera Ritondo o Pichetto, UP no va a acompañar, el peronismo y la izquierda se abstienen», decían.

Sin embargo, aliados y opositores conversan el tema con el freno de mano puesto. «Es un desastre el gobierno pero la dimensión política de que se le quite la presidencia de Diputados sería tremenda», graficaron.

El problema es que el odio de Mauricio Macri hacia Javier Milei, que asimiló los intentos del ex presidente por coparle el gobierno y fagocita políticamente al PRO, confluyó en las últimas semanas con el hartazgo de los gobernadores por el ninguneo de la Casa Rosada en la negociación por el Presupuesto 2025. Por eso, en los pasillos del Congreso se habla de una posible sesión preparatoria para los primeros días de diciembre, con el objetivo de rediscutir las autoridades.

Con todo, es un secreto a voces que la rosca de Ritondo, Pichetto, Macri y los mandatarios provinciales, más algunos radicales, puede terminar cargándose a Menem.

El ánimo está tan caldeado que hasta Rodrigo De Loredo estalló de furia en la reunión de Labor Parlamentaria, frente al resto de los jefes de bloque y la mirada atónita del riojano, porque la Cámara de Diputados apeló el fallo del juzgado electoral de Tierra del Fuego que laudó en favor de la radical Dalila Nora para que asuma la vacancia que dejó el macrista Héctor Tito Stefani. «Yo te meto una cuestión de privilegio con esto», amenazó el cordobés, y desató la sorpresa y la objeción de Cecilia Moreau y Germán Martínez.

Los radicales con peluca no salen de su asombro porque Nora se sumaría al pelotón de los 87 héroes que blindan vetos de Milei, mientras que Ricardo Garramuño, el candidato suplente que se supone del PRO pero respondería a Pichetto, se iría a la bancada de EF. «Menem apeló para acelerar el trámite en la Justicia y que se ratifique en segunda instancia que la banca es para Dalila», comentó un legislador que cenó con el riojano en la noche del martes.

Otras interpretaciones dentro del radicalismo sugieren que Menem teme perder la Presidencia y trata de contener a Ritondo sumando a la Cámara a uno del PRO. «Se enteró tarde que es de Pichetto», se burlan.

El desmadre producido en labor rebotó en otras bancadas. Un representante del FIT deslizó que «si el PJ se pone las pilas, lo vuelan a Menem de la Presidencia».

Lo paradójico es que el peronismo no pasa, tal vez, por el momento de mayor rispidez con los libertarios en el Congreso. «Es un compañero, ahora más que nunca», sostuvo uno de los miembros de UP en referencia al boicot contra el proyecto de Ficha Limpia.

LPO.-

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