La calidad del sueño empeoró en América Latina: en qué se diferencia el caso argentino, según un estudio
El último informe global Worldviews Survey 2025 detectó un deterioro generalizado del descanso en la región, con Chile, Brasil y Perú entre los casos más críticos. Estrés urbano y sobreuso tecnológico, entre los motivos. El caso de Argentina
Un fenómeno silencioso, pero progresivo, atraviesa las noches del mundo: el descanso de calidad se ha vuelto cada vez más esquivo. Un estudio reciente evidenció una crisis global del sueño. La magnitud del deterioro en el descanso nocturno se expresa con claridad estadística: a nivel global, solo el 62% de las personas afirma dormir bien con regularidad, y esta cifra viene descendiendo desde 2021, cuando el índice alcanzaba el 65%.
Los datos fueron revelados por el estudio Worldviews Survey 2025, desarrollados por la red internacional WIN y con representación en Argentina a través de Voices!, que recogió la opinión de 34.946 personas en 39 países.
El trabajo permitió identificar patrones sociodemográficos del mal dormir. Jóvenes, personas desempleadas, mujeres y quienes tienen menor nivel educativo figuran como los segmentos más vulnerables. Además, la tecnología, en especial el uso de pantallas antes de dormir, aparece como uno de los factores disruptivos más influyentes. En palabras de Richard Colwell, presidente de WIN International Association, “el aumento de los problemas de sueño es una señal de advertencia que no debe ser ignorada”.En Argentina mejoró el porcentaje de personas que dicen dormir mejor, pero las mujeres y los jóvenes mantienen porcentajes elevados de mal descanso (Voices!)
Qué ocurre con el sueño en América Latina
La fotografía regional capturada por el Worldviews Survey reveló un mosaico dispar en América Latina. Por un lado, se encuentran países como Paraguay, con el 79% de su población reportando dormir bien con regularidad, lo que la posiciona entre los tres mejores del mundo. Por el otro, aparecen casos críticos como Chile, donde apenas el 44% asegura tener un buen descanso, cifra que lo ubica entre en los niveles más bajos en el contexto global, solo superado por Hong Kong (41%).
Argentina ocupa una posición intermedia, aunque con señales preocupantes. El 62% de los argentinos declara dormir bien con frecuencia, igualando la media global. Sin embargo, lo notable es la evolución positiva respecto a 2021, cuando apenas un 56% se consideraba descansado. Esta mejora contrasta con el deterioro registrado en países vecinos como Brasil, que descendió del 55% al 46% en el mismo período, o Perú, que pasó del 66% al 58%.
Del estudio se desprende una lectura regional que no deja lugar a dudas: el sueño de calidad en América Latina está condicionado por las desigualdades estructurales, los hábitos tecnológicos y las condiciones urbanas. En los países con mayor deterioro, como Chile y Brasil, se combinan altos niveles de urbanización, precariedad laboral y acceso masivo a dispositivos electrónicos, factores que se entrelazan con patrones de estrés y falta de higiene del sueño.La exposición nocturna a celulares y computadoras es hoy uno de los principales enemigos del descanso (Voices!)
El caso argentino: luces y sombras en el descanso nocturno
Argentina presenta un panorama dual. Si bien el promedio nacional sugiere una leve mejora en la calidad del sueño respecto a años anteriores, ciertos segmentos poblacionales evidencian una situación alarmante. En el conurbano bonaerense, el 49% de las personas reporta tener problemas para dormir. Entre los jóvenes de 18 a 24 años de todo el país, la cifra asciende al 46%, y entre las mujeres, también a nivel nacional, se observa igualmente un deterioro respecto a años anteriores.
Constanza Cilley, directora ejecutiva de Voices! en Argentina, destacó que “los datos reflejan una realidad preocupante para el país: el 66% de la población admite que ha sacrificado horas de sueño por el uso de pantallas, ubicándonos entre los países más afectados por este fenómeno a nivel global”. La gravedad del fenómeno entre las mujeres y jóvenes es particularmente significativa.
La investigación también revela que el nivel educativo está correlacionado con los hábitos nocturnos: a mayor formación académica, más frecuente es el uso intensivo de pantallas antes de dormir, lo que se traduce en un descanso más precario. Este dato tensiona las suposiciones tradicionales que asocian mayor educación con mejores hábitos de salud.
Si bien el promedio nacional ha mejorado, las desigualdades internas siguen siendo notorias y preocupantes. Cilley explicó a Infobae que “los estudios muestran una correlación importante en los niveles de estrés y el sueño. En ese sentido, en los años de ediciones anteriores, el contexto de nuestro país estaba marcado por inflación y conflictos e incertidumbres políticas”. Aunque aclara que en esta edición persiste la complejidad, identifica un matiz: “Hay cierta estabilidad inflacionaria y política que reduce la incertidumbre y, por ende, el estrés. De todos modos, la mejora es tendencial y hay que seguir investigando y las cifras son en cualquier caso alarmantes”.Paraguay lidera la región con el 79% de su población reportando descanso de calidad (Imagen Ilustrativa Infobae)
Además, remarcó que “los segmentos más afectados por el mal dormir son también aquellos que señalan padecer más estrés: mujeres y jóvenes”. En el caso de estos últimos, agregó que “son los que más señalan estar afectados por excesos en el uso de pantallas, viéndose afectados en una disminución de sueño, problemas físicos como la vista o posturales y generación de ansiedad”.
Tecnología y salud: el sueño cede ante la hiperconexión
Como se mencionó, uno de los hallazgos más contundentes del estudio refiere al impacto de la tecnología en la pérdida de horas de sueño. A nivel global, el 52% de las personas reconoce haberse quedado despierta hasta tarde usando el teléfono o la computadora. En Argentina, este porcentaje se eleva al 66%. La prevalencia de este comportamiento es particularmente alta en el grupo de 18 a 24 años, donde siete de cada diez jóvenes lo admiten. Esta realidad es compartida por varios países de la región: Chile (77%), México (69%), y Brasil (56%) presentan niveles elevados de afectación.
El informe señala que este fenómeno no discrimina por género, aunque impacta más profundamente entre las mujeres. En una cultura marcada por la hiperconectividad y la disponibilidad constante, las pantallas han colonizado el último tramo del día, desplazando rituales tradicionales del descanso, lo que afecta la producción de melatonina, hormona clave para conciliar el sueño.
En este sentido, la directora del estudio en Argentina subrayó la urgencia de “generar mayor conciencia sobre los efectos del uso excesivo de la tecnología en el descanso y promover hábitos más saludables para mejorar la calidad del sueño en nuestra sociedad”.En América Latina, el uso nocturno de dispositivos afecta el descanso del 77% de los chilenos, el 69% de los mexicanos y el 66% de los argentinos (Imagen Ilustrativa Infobae)
Frente a la magnitud del fenómeno, Cilley sostuvo que “el hecho de que los jóvenes latinoamericanos sacrifiquen sueño por el uso de pantallas no es solo una cuestión de hábitos individuales, sino un desafío social que requiere políticas públicas integrales”. En ese sentido, propuso varias líneas de acción: “Es clave avanzar en campañas de concientización con foco en bienestar digital, incorporar educación sobre autocuidado tecnológico desde edades tempranas, y promover la corresponsabilidad de las plataformas para ofrecer herramientas de gestión del tiempo online”. También subrayó la importancia de “generar alternativas de ocio saludable en espacios comunitarios y revisar prácticas educativas y laborales que fomentan la hiperconexión, entendiendo que garantizar el descanso también es garantizar salud y bienestar digital”.
El impacto del sueño en la salud cardiometabólica
Más allá de las percepciones subjetivas, el sueño se consolida como un factor fundamental en la salud física y mental. La Asociación Estadounidense del Corazón (AHA) publicó recientemente una declaración científica donde reafirma que la calidad del sueño es tan relevante como una dieta equilibrada, la actividad física regular o el control del colesterol y la presión arterial. “Cada vez hay más pruebas de que la calidad del sueño va más allá de la cantidad de horas que se duerme cada noche”, afirmó la doctora Marie-Pierre St-Onge, presidenta del equipo de redacción del comunicado de la AHA.
En Argentina, el presidente de la Fundación del Sueño, Daniel Pérez Chada, remarcó a Infobae que “las alteraciones e interrupciones del sueño no solamente causan somnolencia o dificultades para concentrarse, sino que tienen el potencial de causar y/o empeorar afecciones de salud existentes”. El sueño deficiente se vincula con mayor incidencia de enfermedades cardiovasculares, deterioro cognitivo y trastornos metabólicos como la diabetes.El sueño deficiente se asocia con mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y metabólicas (Imagen Ilustrativa Infobae)
La AHA incluyó al sueño en su lista de Life’s Essential 8, una guía de ocho pilares esenciales para mantener la salud cardiovascular. La continuidad del sueño, la regularidad horaria, la satisfacción con el descanso, la alerta diurna sostenida y la estructura de las fases del sueño componen las nuevas métricas. “El sueño es un protector cardiovascular”, sostiene el título del informe.
Investigaciones recientes refuerzan esta conexión. Un estudio de la Universidad de Saint Joseph, en Estados Unidos, concluyó que la privación del sueño altera el metabolismo neuronal de modo similar al que ocurre en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer. Durante el insomnio, las neuronas ingresan en un estado catabólico que perjudica la memoria y la formación de sinapsis.
Cilley también se refirió a las respuestas institucionales emergentes en la región: “Si bien aún son incipientes, en América Latina empiezan a emerger respuestas institucionales frente a los riesgos del uso excesivo de pantallas y su impacto en el bienestar juvenil, especialmente desde áreas de salud pública y educación”.Las mujeres en América Latina duermen peor que los hombres según el informe regional (Imagen Ilustrativa Infobae)
Destacó algunas experiencias: “Chile lanzó campañas del Ministerio de Salud sobre higiene del sueño y uso responsable de pantallas, enfocadas en adolescentes, mientras que en Uruguay se incorporaron módulos de bienestar digital y autocuidado en planes de educación sexual integral. También destacan algunas experiencias locales, como programas en ciudades brasileñas que promueven ‘noches sin pantallas’ en espacios comunitarios juveniles”. No obstante, advirtió que “estas iniciativas todavía son aisladas y limitadas; el desafío regional es escuchar más activamente a las juventudes y escalar políticas integrales que aborden la salud digital como un derecho emergente”.
infobae