Ex representante argentino ante el FMI pronostica devaluación y destaca actitud negociadora de Massa

Héctor Torres sostuvo que, a diferencia de Martín Guzmán, el actual ministro de Economía conoce las relaciones de poder.



El ex representante argentino ante el Fondo Monetario Internacional (FMI) Héctor Torres vaticinó que tarde o temprano, sea con este gobierno o con el siguiente, va a haber una devaluación en la Argentina.

«No sabemos si va a haber una devaluación ahora o después de las elecciones, pero todos sabemos que va a haber una devaluación», señaló.

Consideró además que flexibilizar las metas de acumulación de reservas y no hacer nada respecto al tema fiscal ni al tipo del cambio, ex poco factible.

«No me extrañaría que haya algo más por ese lado», señaló en declaraciones radiales.

«Lo que noto es que hace unas semanas hubo una usina de rumores que decían que era inminente un anuncio de FMI de un ajuste de metas. Ese anuncio aún no se hizo. Es una mala costumbre anunciar lo que va a anunciar otro, cae mal y genera expectativas contrarias cuando no pasa», explicó.

Coincidió en que «evidentemente la sequía es una justificación muy válida para ajustar las metas de acumulación de reservas. No es una cosa sencilla porque el acuerdo con el Fondo es realmente la única ancla que tenemos y el ancla sirve en la medida que sea creíble».

«No es tan fácil decir que cambio las metas y nada más. Tenemos evidentemente un problema fiscal. Sin una consolidación fiscal, tenemos un problema también de ajuste del tipo de cambio que es claro. Cambiar las metas solas podría generar dudas sobre la credibilidad del ancla», señaló.

Torres consideró que el «anuncio de la utilización de reservas para recomprar deuda, que claramente eran para intervenir en el mercado de cambios, y la moratoria previsional deben haber generado alguna rispidez» con el Fondo.

«Estoy esperando que efectivamente haya un cambio de metas pero no creo que sea el único cambio que vamos a escuchar. Creo que el Fondo y el gobierno tienen un interés común que es evitar la precipitación de una crisis en un año electoral donde la incertidumbre aumenta, en cualquier país y en la Argentina en particular. Yo no creo que haya una negociación permanente. Creo que los dos tienen interés en que el ancla funcione», señaló.

Dijo no creer que el Fondo «tenga grandes aspiraciones este año, más allá de evitar la precipitación de una crisis y poder empezar la negociación de una actualización del programa con el equipo económico de un nuevo gobierno, lo antes posible sin esperar hasta diciembre».



«El Fondo está mostrando una gran flexibilidad. Probablemente tenga algunas líneas rojas, una de ellas es la fiscal. No creo que el Fondo pueda aceptar un derrape fiscal. No creo que el Fondo quiera que el tipo de cambio se deteriore todavía más, es claro que es uno de los desafíos más fuertes», señaló.

Consideró que el FMI está «en un dilema. Por un lado, hay críticas y claramente algunos consideran que está demasiado flexible. El dilema es que si se pone demasiado rígido puede precipitar una crisis, y si se flexibiliza demasiado, puede hacer que ese programa tampoco sirva. En los dos casos estaría precipitando una crisis. Creo que el Fondo quiere evitar eso».

Dijo que «los que critican al Fondo por el exceso de flexibilidad creo que no es muy prudente y están escupiendo al cielo, porque nosotros vamos a necesitar de esa flexibilidad en el próximo programa.

Quisiera que esa flexibilidad se transforme en un nuevo estándar de revisión y que se prolongue. No hay que abusar de esa flexibilidad. El derrape fiscal es una línea roja».

Sostuvo que «un mayor atraso del tipo de cambio es otra línea roja. Una tasa de interés negativa respecto a la inflación es otra línea roja. Yo creo que el Fondo está en una situación en la cual tiene que lidiar con una situación política y mundial particular, pero a su vez tiene que preservar la credibilidad de esa ancla. Ese es el dilema que tienen y creo que lo están llevando. Están en modo asumamos que el programa se cumple, pero esto tiene sus límites».

Sostuvo que «la gran ventaja de Sergio Massa respecto de Martín Guzmán que «tiene claro cuáles son las relaciones de poder que cuentan todo esto. Guzmán pensaba que el Papa, Stiglitz y todo se resolvía en Columbia. Creer que Stiglitz pueden sensibilizar al Fondo, al mercado, al Tesoro, es no tener idea de lo que pasa».

«Massa sabe de eso sin lugar a dudas. Es un negociador. Tiene un programa económico transaccional. Son todos contratos, en definitiva», señaló.

FUENTE NOTICIAS ARGENTINAS.



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