Adorni quiere llevar su stream a la TV Pública mientras avanza el desguace de los medios públicos

Con nuevas autoridades designadas, el Gobierno acelera la reestructuración de Radio Nacional, TV Pública y otras señales estatales. Mientras avanza con recortes y retiros voluntarios, ya se piensa en cierres y ventas para después de las elecciones legislativas.

Con la designación de Carlos Curci y Bárbara Pintelos en cargos clave del área de medios estatales, el Gobierno dio el primer paso para avanzar en su objetivo: deshacerse del sistema de medios públicos. La estrategia ya está en marcha y no se disimula. El recorte de personal, el ajuste presupuestario y una posible privatización son las cartas que el oficialismo empezó a jugar sin miramientos.

Ambos funcionarios comienzan a operar esta semana. Curci, exvocero de la Sociedad Rural, reemplazó a Carlos González, interventor entre julio de 2024 y el mismo mes de este año. Su llegada fue impulsada por sectores cercanos a Manuel Adorni, secretario de Medios, y Santiago Caputo, asesor presidencial con fuerte influencia en el área.

Pintelos, en cambio, no tiene experiencia en medios. Su formación en temas económicos fue, justamente, el punto fuerte que la llevó al cargo de subsecretaria. “Llega para achicar todo”, remarcaron desde el Poder Ejecutivo.

En los pasillos de la Casa Rosada se barajan distintas opciones según el área: cierre totalprivatización parcial o traslado a otras jurisdicciones. La empresa exContenidos Públicos, hoy rebautizada como Contenidos Artísticos e Informativos SAU, aparece como una de las candidatas a desaparecer, aunque todavía no hay fecha definida y dependerá de los tiempos electorales.

Con respecto a la TV Pública y Radio Nacional, se proyectan recortes de gran escala: de los 900 empleados que tiene la emisora televisiva y los 1169 de la radio, se estima que podría quedar solo la mitad.

Radio y Televisión Argentina (RTA), por su parte, concentra más de 2200 empleados. El plan es reducir esa cifra “a casi la mitad” y continuar achicando gastos con la mirada puesta en una futura venta. En todos los casos, el Gobierno baraja como primera instancia la oferta de retiros voluntarios. Si no hay adhesión suficiente, los despidos pasarían a ser la siguiente etapa del ajuste.

Otra estructura que sufrirá cambios será la Agencia de Publicidad del Estado Sociedad Anónima Unipersonal (Apesau), la exTélam, que administra la escasa pauta oficial que sobrevive. Su rol fue cuestionado incluso por un informe interno del PRO, que acusó al oficialismo de haber hecho solo un cambio de nombre. Desde el entorno presidencial descartaron esa versión.

Mientras tanto, Manuel Adorni lanzó su propio programa: FAKE, 7, 8, una parodia directa al histórico “6-7-8” kirchnerista. Según dijo el propio vocero presidencial, se propuso “desenmascarar noticias falsas” publicadas durante la semana. “Cuando nos pusimos a recolectar todas las fake news que había, la verdad es que es muy impresionante con lo que nos fuimos encontrando”, dijo Adorni al aire.

El proyecto fue avalado primero por Karina Milei y luego por el presidente. Aunque comenzó como una idea para redes sociales, no se descarta que se emita también por la TV Pública, transformando a la señal estatal en un nuevo vehículo de propaganda oficial, esta vez desde el otro lado del mostrador.

La apuesta comunicacional del Gobierno convive con un plan de ajuste estructural, que ya no se oculta. La Libertad Avanza no quiere más medios bajo control estatal. Y si no logra privatizarlos, los cerrará. Así, la estructura que tardó décadas en construirse podría desmantelarse en pocos meses. Todo depende de cómo avance el cronograma electoral, el Congreso… y los despidos.

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