Lo condenaron hace 15 años por un femicidio, pero un ADN podría demostrar que es inocente
Adrián Svich fue encontrado culpable por el crimen de Mara Mateu en Santa Teresita. Una fundación que colabora con la defensa presentó un escrito para que la Justicia tenga en cuenta un nuevo análisis que lo podría declarar inocente. Deberá responder el Tribunal de Casación.
Mara Mateu tenía 16 años cuando fue violada y estrangulada en Santa Teresita. Su cuerpo fue hallado semienterrado entre los médanos, el 24 de marzo del 2008. Dos años después, Adrián Darío Svich y Diego Daniel Buzzo fueron condenados a perpetua como los responsables de su asesinato.
Svich siempre sostuvo su inocencia, pero una prueba de ADN de la chica encontrada en su camisa lo inculpó. Ahora, 15 años después de la sentencia, pidió la colaboración de una fundación para reclamar a la Justicia que tenga en cuenta un nuevo análisis sobre esos elementos probatorios, que demostrarían que él no estuvo en la escena del crimen.
La presentación fue realizada por Innocence Project Argentina ante el Tribunal en lo Criminal N°2 de Dolores, que había condenado a Svich en 2011. El eje del pedido es claro: cuestionar el peritaje genético que fue clave para encerrarlo de por vida. “Este elemento afirmaba erróneamente que existía ADN de la víctima en la camisa del acusado”, explicaron en el escrito judicial.
La fundación acompañó su presentación con una batería de informes técnicos y científicos, entre ellos uno realizado por el PRICAI-Fundación Favaloro en 2022, que sostiene que el perfil genético atribuido a la víctima no cumple con los estándares actuales de fiabilidad ni tiene el valor probatorio que se le asignó en su momento. “No hay rastros de Mara Mateu en la camisa de Svich”, señalaron.
El crimen que sacudió Santa Teresita
El 23 de marzo de 2008, Mara Sofía Mateu salió de su casa a las ocho de la noche para ir al centro comercial de Santa Teresita. Al día siguiente, su cuerpo apareció en una zona de médanos. Estaba semienterrado, con signos de abuso sexual y asfixia. La noticia conmocionó a la ciudad entera.
La noche del crimen, Svich era un turista más. Oriundo de la localidad de Los Hornos, en La Plata, había viajado para pasar Semana Santa. Se alojó en el hotel Sorrento y también en el San Remo, de la misma ciudad balnearia. Allí fue donde tuvo una fuerte discusión con la encargada. Estaba en estado de ebriedad y lanzó una frase que fue contundente. “Si llamás (a la policía) vas a quedar como la que dejé colgada en el árbol”.
La mujer llamó igual al 911 y Svich quedó detenido. Para ese entonces, el cuerpo de Mara ya había sido encontrado. Además de iniciar actuaciones contravencionales contra él, la Justicia lo consideró como un sospechoso del femicidio. Mientras tanto, cientos de vecinos marchaban para exigir justicia. La presión social era inmensa.
La investigación avanzó y todas las miradas apuntaron a un segundo sospechoso: Diego Buzzo. Testigos lo vieron caminando junto a Mara la noche de su desaparición. Además, descubrieron que había vendido el celular y el MP3 de la víctima a una maestra. Pero lo más clave fueron las pericias que confirmaron que su ADN estaba en el cuerpo de la adolescente, en su campera y en el cordón con el que la estranguló.
Svich, en cambio, fue liberado el 18 de abril de ese año por falta de mérito. Aunque la autopsia sostenía que el ataque habría sido cometido por al menos dos personas, no había pruebas que lo vincularan a él con la escena del crimen. Tampoco aparecía ADN de la víctima en su ropa. Eso, sin embargo, cambió meses más tarde.
En octubre, un nuevo análisis del Banco Nacional de Datos Genéticos (Hospital Durand) detectó supuestamente el perfil genético de Mara en una camisa de Svich. Con ese dato, lo volvieron a detener y fue enviado a juicio.
El 7 de septiembre de 2011, el Tribunal Oral N°2 de Dolores los condenó a prisión perpetua por abuso sexual con acceso carnal, seguido de homicidio agravado. La sentencia fue confirmada en 2018 y desde entonces Svich permanece detenido en la Unidad Penal de Barker, en Benito Juárez.
La prueba clave fue el resultado de ese segundo estudio de ADN. Pero no hubo más. Ni testigos, ni cámaras, ni comunicaciones entre él y la víctima. Tampoco se estableció ningún vínculo con el otro condenado, Diego Buzzo. No se encontró su perfil genético en el cuerpo, ni en la ropa de Mara, ni en el cordón con el que fue asesinada. Ni siquiera se acreditó que se conocieran. Ahora, Svich quiere que todo eso se revise.
“Nunca estuve ahí”: el nuevo pedido de Adrián Svich
Con el patrocinio de Innocence Project Argentina, presentó una acción judicial ante el tribunal en el que cuestiona de raíz el elemento genético. “La única prueba que lo vincula al crimen es un informe que hoy está científicamente desacreditado”, insisten.
Uno de los pilares es el análisis del laboratorio del PRICAI-Fundación Favaloro. El informe que elaboró en mayo de 2022 señala que el peritaje original “no se adecuó a los estándares científicos actuales” y que sus conclusiones “carecen de sustento técnico y estadístico”.
El laboratorio fue categórico y explicó que no se utilizó la Razón de Verosimilitud (LR), un método estándar para valorar hipótesis en genética forense, que no se conoció la calidad de los perfiles genéticos por la falta de soportes electrónicos o impresos, y que incluso podría haber habido contaminación por ADN degradado.
Además, se identificaron problemas como la presencia de mezclas de múltiples personas (se estimó que había rastros de hasta cuatro individuos) y que el análisis original omitió perfiles incompatibles con la víctima y el imputado. Para las autoridades del laboratorio, esos resultados son “no informativos”.
A esto se suma un informe elaborado una perito experta en criminalistica, quien analizó las prendas secuestradas. La especialista indicó que no se hallaron rastros biológicos, sangre ni semen en la camisa de Svich y que las zonas donde se tomaron las muestras no coinciden con las lesiones que presentaba el acusado al momento de su detención.
Tampoco se hallaron restos de arena o vegetación en su ropa o habitación, a pesar de que el crimen ocurrió en médanos. Incluso advirtió que no se hisoparon las heridas de Svich, por lo que no se puede probar si fueron causadas por la víctima, como dice la condena, o por otros factores.
El efecto túnel
Otro de los puntos fuertes del pedido de revisión es lo que se conoce como “efecto túnel” o sesgo de confirmación, que es la idea de que una vez que se apuntó a Svich, toda la prueba se interpretó con la mira puesta en su culpabilidad, ignorando los datos que lo alejaban del crimen.
Por ejemplo, su condición de “forastero” en Santa Teresita, o la frase “tenía a una chica colgada de un árbol” dicha en estado de ebriedad. Eso que fue tomado como confesión, a pesar de que otros dichos similares fueron descartados por los propios testigos.
El tribunal también usó como prueba un testimonio que luego fue denunciado como falso por el propio fiscal: un joven dijo haberlo visto vendiendo drogas y habló de un tal “Adriano”, pero ese testimonio no se sostuvo. Sin embargo, fue incluido como un indicio más. “Todo fue armado con base en un informe genético que hoy está en duda. El resto se acomodó para justificarlo”, dijeron en la fundación.
La presentación judicial, además de pedir la revisión de la condena, solicitó que se considere la posibilidad de que Svich no siga en prisión mientras se analiza el caso. Argumentó que los avances de la ciencia en los últimos 15 años permiten una reevaluación del peritaje que lo condenó.
También señaló que el hecho de que Buzzo siga preso y esté probado su vínculo con la víctima no alcanza para sostener la hipótesis de un segundo autor si no hay evidencia firme. “No se puede condenar por completar una hipótesis”, agregó.
Por todo esto, Innocence Project Argentina pidió que se desestime la prueba genética producida por el Banco Nacional de Datos Genéticos, que se tenga en cuenta el nuevo contexto científico y que se revise toda la prueba en conjunto. “Sin el ADN, no queda nada que lo vincule al hecho”, aseguró.
El abogado Manuel Garrido, que encabeza la fundación, contó a TN cuáles son los pasos a seguir. “Primero se tienen que definir los jueces que van a decidir sobre este pedido, ya que los que originalmente ya opinaron no pueden volver a hacerlo, porque están influidos con la condena”, sostuvo.
“Después, tienen que correr vista al fiscal y decidir si van a producir la nueva prueba. Entiendo que no es un recurso sencillo y la Justicia no está acostumbrada a este tipo de planteos, pero estoy seguro de que vamos a tener un fallo favorable porque lo condenaron con una prueba que está equivocada”, agregó.
“Piensa que se va a morir en la cárcel por algo que no hizo”
El caso, que estremeció a Santa Teresita en 2008, podría tener ahora un giro inesperado. Para Svich, que ahora tiene 64 años, se trata de recuperar lo que queda de su vida después de más de 15 años preso. Para la Justicia, de volver a mirar un expediente donde tal vez se impuso la presión social por encima de las pruebas.
Joaquín Areta, psicólogo de la Unidad 37 de Barker donde está alojado Svich, contó a TN que fue él quien lo acercó a la fundación. “Lo conocí en 2017, cuando él trabajaba en la unidad y yo atendía en las oficinas del penal. Lo noté muy angustiado, preocupado porque se había cumplido un aniversario de la muerte de Mara Mateu y había vuelto a aparecer el papá en los medios. Pensaba que ese iba a morir en la cárcel”, recordó.

“Hablaba del derrotero de estar preso de forma errónea. Lo escuché y empecé a entender la complejidad del caso por el que termina preso por el asesinato de una persona que nunca conoció. En todas las entrevistas que tuve, él siempre sostuvo su inocencia a rajatabla, afectado por el destino de la adolescente y la injusticia que lo arrasaba. No podía dormir”, expuso.
“Me fui adentrando en el caso y ver cómo lo afectaba todo esto, que tuvo que adaptarse para seguir viviendo de esta forma. Ahí fue cuando consulté a un defensor de la ciudad de Tandil y me sugiere hablar con la fundación”, sostuvo Areta.
“Él siempre me dijo que no conocía a Diego Buzzo, que supo de su existencia recién en el juicio. Tampoco conocía a Mara. Su relato siempre me pareció consistente, sincero y muy sentido. Para mi juicio, él estuvo en el lugar equivocado, en el momento equivocado. Y ahora tiene que vivir encerrado por un hecho que no cometió”, cerró.
tn