Cuál es el indicador menos conocido que revela un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular en mujeres
Un estudio realizado en la Argentina encontró que mujeres consideradas de bajo riesgo pueden tener signos tempranos de daño vascular. Cómo lo hicieron y qué recomiendan
Una de cada tres mujeres se muere por enfermedades cardiovasculares. Se llega a esa situación dramática porque tienen una mayor carga familiar, social y laboral que hace que consulten más tarde. O también porque los equipos de salud pueden subestimar que ellas puedan estar en riesgo de tener un infarto, ataque cardiovascular (ACV) o muerte cardiovascular.
Las mujeres jóvenes suelen ser incluso menos tenidas en cuenta debido a que los modelos tradicionales de estratificación del riesgo cardiovascular no consideran sus factores específicos, según advirtió un equipo de investigadores de la Argentina.
A través de un trabajo, que fue publicado en la revista American Journal of Preventive Cardiology, los investigadores revelaron que se podría estar subestimando la estimación de riesgo a 10 años en casos de mujeres que no tienen factores de riesgo tradicionales, como la hipertensión, la diabetes o el tabaquismo.
Postularon el uso de un indicador de las lesiones vasculares tempranas como una manera que posibilitaría la mejora en la detección temprana de jóvenes que pueden llegar a tener enfermedad cardiovascular.
Consiste en la medición no invasiva de la velocidad de onda de pulso carotídeo-femoral (VOP-cf), un parámetro que evalúa la rigidez de las arterias. Se calcula al medir el tiempo que tarda el impulso en viajar desde la arteria carótida hasta la femoral.
Por qué la enfermedad cardiovascular amenaza a las mujeres

De acuerdo con la Federación Mundial del Corazón, las enfermedades cardiovasculares representan la principal causa de muerte entre las mujeres a nivel global. Son responsables del 30 % de los fallecimientos femeninos cada año.
Esta cifra supera con creces el número de muertes causadas por todos los tipos de cáncer combinados: es un grave problema de salud pública.
Sin embargo, a pesar de su impacto, las enfermedades cardiovasculares en mujeres continúan siendo subestimadas, mal diagnosticadas y tratadas de manera insuficiente, debido a una combinación de factores que incluyen la falta de conciencia y la persistencia de conceptos erróneos tanto entre la ciudadanía en general como entre profesionales de la salud, de acuerdo con la organización médica.
Cómo se subestima a las mujeres en los diagnósticos
La primera autora de la investigación, la doctora Albertina Ghelfi, que trabaja en la Unidad de Hipertensión Arterial y Riesgo Cardiovascular del Hospital Escuela Eva Perón de Santa Fe y es miembro de la Sociedad Argentina de Hipertensión, contó a Infobae que buscaron abordar el problema relacionado con la evaluación del riesgo cardiovascular en mujeres.
Los modelos tradicionales de estratificación no contemplan ciertos factores que intensifican el riesgo cardiovascular. Se llaman “factores potenciadores de riesgo cardiovascular”.
Esos factores, a menudo subestimados, incluyen aspectos específicos del sexo como preeclampsia, menopausia temprana, enfermedades autoinmunes, antecedentes de tratamientos oncológicos, entre otros.
Los métodos convencionales pueden hacer que algunas mujeres sean clasificadas como de bajo riesgo. Pero no explican por qué desarrollan enfermedades cardiovasculares aunque no tenían factores tradicionales como hipertensión arterial, diabetes, obesidad o tabaquismo.
Pero se sabía que esas mujeres pueden desarrollar rigidez arterial, aunque no registran síntomas. Esto significa que pueden tener alteraciones en la elasticidad de las arterias, que son indicadores tempranos de daño vascular que no es detectado siempre por los métodos tradicionales de evaluación.
Cómo hicieron el estudio
El estudio utilizó una metodología de diseño multicéntrico y transversal. Fue desarrollado entre 2022 y 2024 en cuatro centros de salud en Argentina.
Se incluyeron mujeres de entre 18 y 59 años, clasificadas con bajo riesgo cardiovascular a 10 años y sin factores tradicionales de riesgo cardiovascular (hipertensión, diabetes, obesidad, entre otros.
Estas mujeres fueron divididas en dos grupos: el primero con al menos un potenciador de riesgo cardiovascular, como antecedentes de preeclampsia, enfermedades autoinmunes en remisión, tratamientos oncológicos previos, entre otros; y un grupo de control sin un potenciador.
Se realizaron mediciones de presión arterial, análisis bioquímicos y cálculo de la velocidad de onda de pulso carotídeo-femoral con un dispositivo validado.

Hallazgos para mejorar la prevención de la enfermedad cardiovascular
El principal hallazgo fue que las mujeres con al menos un potenciador de riesgo presentaron una mayor prevalencia de rigidez arterial en comparación con el grupo de control. Estos resultados se mantuvieron incluso al restringir el análisis a mujeres con presión arterial normal.
“Encontramos que los potenciadores influyen significativamente en la rigidez arterial. Pero es un aspecto que no se aborda adecuadamente en los modelos tradicionales de estratificación de riesgo cardiovascular”, señaló la experta.
Tras los resultados, los investigadores consideran que la medición de la velocidad de onda de pulso carotídeo-femoral podría utilizarse como una herramienta complementaria o independiente para identificar daño vascular precoz en mujeres con factores potenciadores de riesgo cardiovascular.
Asimismo, se instaron a replantear los modelos actuales de evaluación del riesgo para captar de forma más precisa la verdadera vulnerabilidad cardiovascular en mujeres jóvenes o asintomáticas. “Consideramos que esas estrategias podrían facilitar intervenciones tempranas y personalizadas que reduzcan el riesgo a largo plazo”, expresó.
Si bien enfermedades autoinmunes, los problemas durante el embarazo o tener depresión pueden parecer desconectados de los problemas del corazón, el nuevo estudio sugirió lo contrario.
Mujeres con esos antecedentes deberían acceder a una evaluación más profunda de su salud cardiovascular, incluso si sus análisis iniciales son normales.
“Es esencial identificar estas señales de daño temprano para poder actuar a tiempo y cambiar la trayectoria de estas pacientes a lo largo de su vida”, sugirieron los autores.
En diálogo con Infobae, el doctor Nicolás Renna, presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión, investigador del Conicet y uno de los coautores, comentó: “Nuestro artículo demuestra entre las 174 mujeres con potenciadores o re-estratificadores de riesgo, más de 140 estaban en edad fértil. La frecuencia de rigidez vascular estuvo en torno al 50%. Sin embargo, esas mujeres estaban consideradas como de bajo riesgo por las calculadoras convencionales. Es decir, eran mujeres aparentemente sanas. Por lo cual, al detectarse la presencia de rigidez arterial fueron reclasificadas como de mayor riesgo”.
infobae