El peronismo, gobernadores y la Rosada quieren sacarle a Villarruel el control del Senado
Mientras el riojano Pagotto sueña con la silla del hombre de Villarruel, los gobernadores diseñan el golpe para quedarse con la sucesión presidencial y aprobar el pliego de Lijo.
Todos los involucrados en esta historia lo negarán públicamente, como siempre sucede con las conspiraciones de alto vuelo. Pero cinco dirigentes comprometidos en la operación en marcha confirmaron que existe un plan de inusitado alcance político para barrer al puntano Bartolomé Abdala de la presidencia provisional del Senado, nada menos que el tercer lugar en la línea de sucesión del Presidente.
La jugada une puntas tan diversas como Cristina Kirchner, el gobernador de Chubut, Nacho Torres, los senadores del interbloque provincial de Camau Espínola y hasta Santiago Caputo, el cerebro político de Milei.
La caída de Abdala es un primer golpe para despojar a la vicepresidenta Victoria Villarruel del control del Senado. Atrás de eso, este bloque de poder buscaría quedarse con las Secretarías Parlamentaria y Administrativa del Senado, los dos resortes que permiten controlar la caja y el proceso legislativo de la Cámara Alta.
Si el bloque de los senadores provinciales que lidera el correntino Espínola, bautizado Provincias Unidas (LPU), llega a un acuerdo con la bancada peronista que responde a Cristina, la suerte de Abdala estará echada.
Un dirigente peronista de enorme trayectoria evocó ante éste medio el ataque relámpago del peronismo que depositó a Ramón Puerta en la presidencia del Senado el 29 de noviembre de 2001. «Estas cosas hay que hacerlas por sorpresa y de un día para el otro, como hicimos con Puerta durante la presidencia de De la Rúa», recordó.
Esta semana hubo fuertes versiones de un encuentro entre Cristina y Nacho Torres para hablar de este tema. El chubutense fue el motor detrás de la creación del bloque provincial. En el entorno de ambos le negaron la reunión. Pero un detalle: ahora sí reconocen que en marzo se juntaron. A esa reunión, Torres fue con su mujer, que es una formada militante kirchnerista y que no le afloja un tranco en las discusiones políticas a su marido gobernador. Uno puede creerles o pensar que, como entonces, ahora niegan lo que ocurrió. Torres y Cristina compartieron el Senado, donde se picanteaban seguido.
Hombre de Victoria Villarruel en la Cámara Alta, el nombre de Abdala trascendió por haber admitido en televisión que tiene 15 asesores trabajando en San Luis para su eventual candidatura a gobernador, pero ahora podría ser el blanco al que apunta la oposición para sitiar a la Vicepresidenta, con el visto bueno de Santiago Caputo. El asesor estrella de Javier Milei fue otro de los auspiciantes del surgimiento del bloque de provinciales. Luego de chocar en marzo con Torres, ahora tienen una buena relación.
La operación está tan avanzada que un gobernador de la Liga del Litoral, que congrega a jefes territoriales tan distintos como Hugo Passalacqua, Leandro Zdero, Gildo Insfrán, Gustavo Valdés, Rogelio Frigerio y Maximiliano Pullaro, reconoció que está en marcha «una conversación para juntar los votos de los senadores».
El plan es muy ambicioso y podría incluir la aprobación del pliego del juez Ariel Lijo para la Corte Suprema, un objetivo que une a la Casa Rosada con el peronismo. De hecho, fuentes de Comodoro Py afirmaron a LPO que el juez federal tuvo un rol clave en el fallo de María Romilda Servini que confirmó a Cristina Kirchner como presidenta del PJ.
Un senador del PJ comentó que Lijo ya cosechó 9 votos dentro de la bancada de José Mayans, un pequeño avance si se observan los 6 apoyos que acreditaba en el mismo bloque cuando Cristina Kirchner mandó a congelar el tema. «Vamos a poner los votos porque todos los gobernadores bancan a Lijo», afirmó el senador consultado..
Cuando el kirchnerismo pateó la mesa en la comisión de Acuerdos, éste medio reconstruyó que desde el Instituto Patria la demanda era incluir en la discusión la ampliación de la Corte, designar un procurador general y nombrar a una mujer para cubrir la vacante de Elena Highton. Ese último punto fue refrendado en las últimas horas por el senador Eduardo Wado de Pedro, al tiempo que en los pasillos del Congreso deslizan que en ese caso podrían ocupar un lugar la santafecina Marilín Sacnun o la ex directora de Asuntos Jurídicos del Senado, Graciana Peñafort, dos mujeres de total cercanía con Cristina.
De todos modos, la jugada no es sencilla porque, primero, habría que aplazar el pliego de Manuel García-Mansilla, pero después habría que cumplir con plazos legales para la formalización del nuevo trámite. «Estamos enfocados en Lijo», enfatizó un dirigente litoraleño, y agregó: «una vez que llegue Lijo a la Corte, vamos por el Senado».
Abdala, por su parte, redondea su primer año de experiencia entre el desconcierto y la fragilidad. En San Luis, se lo acusa de haber afiliado a 24 personas muertas para el armado libertario que pretende liderar y, fruto de su gaffe televisivo, fue abucheado en una reunión de formación política organizada por el diputado Carlos D’Alessandro a principios de octubre.
Además, afronta el desinhibido desafío de su par Juan Carlos Pagotto por la conducción del cuerpo. Riojano de origen, el retador goza del moderado aval de Lule Menem para esa aventura pero difícilmente consiga respaldos entre aliados y opositores.
En ese contexto, la frustrada jugada de Insfrán por retener el poder en el Senado tras la asunción de Milei podría ofrecer una revancha pronto.
Desde el entorno de una senadora kirchnerista concedieron que «es probable» que se ponga en marcha la estrategia para sacarle a Villarruel el control del Senado: «es una negociación política», agregó, como para quitarle dramatismo.
Este medio informó en diciembre pasado que Mayans polemizó con Cristina al considerar que al peronismo le correspondía la presidencia provisional por ser primera minoría y Francisco Paoltroni denunciaba por aquellos días a Villarruel, atribuyéndole un pacto con el PJ para no otorgarle a él esa silla. «Paoltroni era el candidato tapado del peronismo para presidir el Senado pero Cristina quiso que ese cargo quedara en manos de La Libertad Avanza», recordó un gobernador. Pero algo cambió.
El golpe en ciernes encuentra a Villarruel reponiéndose del choque con la secretaria Administrativa, María Laura Izzo, y el secretario Parlamentario, Agustín Gustinian, por los despidos de un centenar de empleados del Senado. En el despacho de una senadora aliada, reconocieron que la vieron desorientada y aislada por el cerco que construyó alrededor suyo Juan Martín Donato, director de Atención Ciudadana y referente de la agrupación juvenil La Derecha Argentina.
Las intervenciones de la Vicepresidenta para homenajear a víctimas de la guerrilla con un furioso discurso antikirchnerista y la inauguración del busto de Isabel Perón exhibieron un desdibujamiento de su perfil. Ya ni los senadores libertarios se sienten cómodos con ella.
Fuente: LPO.-