La gente mantiene secretos por temor al juicio de los demás, según un estudio

Un equipo de psicólogos estadounidenses asegura que guardamos información sobre nosotros mismos no por ocultar, sino porque esperamos ser juzgados de forma negativa por otras personas.

¿Quién no se ha ahorrado alguna vez algún comentario u opinión por temor a lo que puedan pensar los demás? Muchas personas tienden a exagerar el juicio crítico que creen que recibirán si revelan información negativa sobre sí mismas, un fenómeno que puede estar relacionado con varias razones psicológicas y sociales, según los expertos.

Ahora, un estudio reciente liderado por Amit Kumar, profesor de marketing y psicología en la Universidad de Texas (EE. UU) y licenciado por la Universidad de Harvard, ha revelado que la gente oculta información sobre sí misma porque sobrestima lo que puedan pensar los demás.

Normalmente, las personas desean mantener una autoimagen positiva. Por ello, tienden a pensar que cualquier revelación negativa podría dañar esa imagen, lo que puede llevarlas a creer que otros también verán esa información de forma negativa.

Según Kumar, autor principal del estudio, tendemos a ocultar lo que consideramos negativo de nosotros mismos, creyendo que los demás nos juzgarán peor de lo que realmente lo harán. “La gente probablemente espera juicios más severos de los que realmente recibirá si se abren”, asegura el experto.

Asimismo, la investigación sugiere que el hecho de que nos anticipemos a la crítica de terceras personas, determina nuestra forma de actuar. Pero, además, dado que los secretos pueden suponer una carga, esta conducta acaba afectando negativamente al bienestar, según los investigadores.

Exageración del juicio crítico

El estudio, publicado en la revista Journal of Personality and Social Psychology, involucró a más de 2.500 participantes y analizó cómo anticipamos más críticas negativas de las que recibimos.

Kumar, junto con los científicos del comportamiento Mike Kardas (Universidad de Oklahoma) y Nick Epley (Roman Family Center for Decision Research), diseñaron una serie de experimentos para investigar esta discrepancia entre expectativa y realidad.

En uno de esos experimentos, se pidió a los participantes que se conocieran mediante una conversación, discutiendo cuestiones íntimas como sus mejores recuerdos o sueños futuros. Se invitó a un miembro de cada pareja a mentir sobre algún momento en que lloraran y también a mantener esa mentira en secreto.

Luego, se les pidió que revelaran ese ‘secreto’ y se evaluó la impresión de los receptores. “Las reacciones de los receptores fueron considerablemente menos negativas de lo que se esperaba”, en palabras de los investigadores.

Así, las indicaciones no se limitaron a secretos entre desconocidos. En otra prueba, se pidió a los participantes que escribieran un secreto genuino y otro negativo que no hubiesen revelado a otros. Posteriormente, algunos participantes revelaron esa información a un amigo o familiar.

Los resultados mostraron que las expectativas de críticas negativas se sobredimensionaban. “Nuestros datos sugieren que los que revelaron sus secretos sobrestimaron que serían juzgados negativamente tanto en relaciones cercanas como distantes”, añaden.

Puntos de vista dispares

No obstante, uno de los aspectos que más intriga a Kumar y los suyos radicaba en entender por qué los que revelan los secretos tienen percepciones tan diferentes con respecto a los que los reciben.

Los investigadores pidieron a ambos grupos que seleccionaran las opiniones más probables al compartir información negativa. Los reveladores eligieron predominantemente pensamientos negativos, mientras que los receptores seleccionaron principalmente pensamientos positivos.

“Los reveladores potenciales tienden a enfocarse en los aspectos negativos de lo que están transmitiendo y no son conscientes de que tales revelaciones también vienen con atributos positivos”, explica Kumar.

Por una parte, los que guardan secretos suelen centrarse en los aspectos negativos de lo que están revelando y no consideran que su acto de sinceridad también comunica cualidades positivas como la honestidad o la vulnerabilidad. Sin embargo, el otro tiende a valorar estas cualidades, lo que lleva a una evaluación más positiva de lo esperado.

Ajustando expectativas

A su vez, el estudio también reveló que las personas son más propensas a mantener secretos si esperan ser juzgadas de forma negativa. Sin embargo, al ajustar sus expectativas y comprender que probablemente no sería para tanto, la gente se muestra más dispuesta a revelar información negativa.

Esto se comprobó en un experimento final, donde, al informar a los participantes de que no serían juzgados de tal manera, aumentó significativamente su disposición a revelar sus secretos. “Cuando supieron que no serían juzgados duramente, fueron más propensos a revelar que a ocultar”, tal y como explica el investigador.

Beneficios de la transparencia

Por último, también se desprende del estudio la conclusión de que revelar tales secretos tiene beneficios evidentes sobre el bienestar. “Cuando compartieron su secreto, reconocieron sentirse significativamente mejor después”, apunta Kumar.

Por ello, se cree que las creencias erróneas sobre las críticas pueden generar barreras innecesarias para una mayor transparencia en las relaciones. En opinión de los expertos, la vulnerabilidad y la honestidad, aunque a priori puedan parecer arriesgadas, se suelen valorar positivamente y pueden mejorar el bienestar personal y fortalecer las conexiones con nuestro entorno.

Fuente: muy interesante

Comentarios (by Facebook)