Milei les dijo a los propios que «el FMI es zurdo» y que «no me felicitan»

Caputo, intenta hace seis meses que el Fondo Monetario (FMI) le otorgue dinero extra en volúmen como para intentar abrir el cepo cambiario, el presidente Javier Milei entró en una dinámica particular de concepción de las acciones y las personas que comandan el organismo de crédito internacional.

Luego del Staff Report dado a conocer sobre Argentina, en el que se cuestiona el impacto social de ajuste, se avisa sin decirlo que es necesaria una devaluación y se apuran los plazos para salir de los controles de cambios, el Presidente les dijo a los propios que «el FMI es zurdo» y que «no me felicitan» por el ajuste. 

En diferentes charlas con su círculo íntimo, el mandatario se preguntó «¿cómo puede ser que me critiquen si hago un ajuste más duro y a la derecha que lo que ellos piden?, ¿se volvieron socialistas?». En el entorno de Milei entienden que esa posición de respaldo parcial al plan también contribuye, además de los embates de la oposición y la debilidad técnico-política del Ejecutivo, a la inestabilidad de los mercados y el tembladeral cambiario. 

Milei, que tiene percepciones particulares y algo confusas sobre categorías políticas, ideológicas y de modelos, creyó, de acuerdo cuenta en Casa Rosada, que «a esta altura lo iban a condecorar por el ajuste, y no sólo que no lo hacen, sino que, a su modo, lo critican». Además, el Presidente quiere que el FMI le de «10 mil millones de dólares, no 5000». La bronca del mandatario está alimentada, además, por la impaciencia de Federico Sturzenegger, el asesor que busca trabajo en blanco en Hacienda, y el jefe de asesor y hombre de Federico, Demian «Satanás» Reidel, quienes le agitan la idea que de ir con todo y contra todo el orden establecido. Milei les responde: hoy, en su discurso en Praga, el Presidente confesó que con Reidel «estamos rescribiendo gran parte de la teoría económica. Si nos termina de salir bien, probablemente me den el Nobel». 

Lo interesante con el caso del enojo con el FMI es que Milei se las agarró con un personaje en particular, el chileno Rodrigo Valdes, actual director del FMI para el Hemisferio Occidental. «Otro zurdo», dice en privado. El mandatario asume que Valdes tiene inclinaciones a la izquierda por haber sido el ministro de Economía del Gobierno de Michelle Bachelet entre los años 2015 y 2017. Sin nombrarlo, le disparó munición gruesa en una entrevista radial. “En ese contexto, para que no quedara reflejada en el balance del Banco, se les entregó unos puts por lo que en el balance figura el valor de los puts que están para ser ejercidos. Estamos hablando de cuatro puntos del PBI. Y no solo es responsabilidad del gobierno anterior sino de un técnico del FMI que hizo la vista gorda con esto, alguno con vínculos con el foro de San Pablo”. 

Es rara la información que maneja Milei sobre Valdes, dado que el chileno estuvo peleado a muerte con el ex ministro y candidato, Sergio Massa, porque se lo apuntaba por haber trabado, a último momento, el acuerdo al que se había llegado con Kristalina Georgieva. En el CV de Valdes hay dos décadas y media de trabajo en el Estado, pero es en realidad un hombre de los bancos internacionales: ostentó posiciones importantes en el BTG Pactual y Barclays Capital en Nueva York, como Director y Economista Jefe para América Latina. Casualmente, en las últimas horas, el Barclays criticó «la baja acumulación de reservas, que plantea riesgos para la economía». Además, cuestiona la política de tasas reales negativas y el crawling peg del 2 por ciento. El informe de Barclays tiene como autor a Sebastián Vargas, jefe de estrategias del banco y ciudadano argentino. 

En paralelo, volviendo al tema del FMI, Milei está muy molesto por los constantes pedidos del organismo, que sugiere sin decir, para ir a un proceso de devaluación. En la entrevista de las últimas horas, el mandatario volvió a negar que eso exista, pero lo altera que el Fondo lo plantee. «Eso es falso -dijo- De hecho, el propio (ministro de Economía, Luis) Caputo explicó que el informe del organismo no señala eso”. Es que el organismo no dice la palabra devaluación, pero sí lo sugiere con claridad. La bronca presidencial está sustentada en las presiones que tiene para corregir el dólar, no sólo del Fondo sino también de los exportadores de granos y productores, que siguen con la soja sin vender. 

Sin embargo, el presidente está en una trampa, si devalúa, se dispara la inflación, si no lo hace, tendrá que soportar una tensión sin mayores posibilidades de descomprimir que un gesto político, como un cambio en el Gabinete. Por eso, volvió a asegurar que «el problema argentino no es monetario, sino de competitividad y eso no se arregla devaluando. Es como creer que se puede incrementar la cantidad de carne que come por el simple hecho de imprimir dinero. La riqueza no se imprime, la riqueza se genera”.

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