Los empresarios quieren que salga la ley ómnibus para terminar con la incertidumbre

Creen que si no hay reformas pro mercado, no aparecerán las inversiones. El cronograma de Francos se estira.

Las empresas líderes en Argentina empiezan a manifestar su preocupación a los legisladores opositores en el Congreso. En las últimas semanas, diputados de distintos bloques recibieron consultas sobre qué destino tendrían las iniciativas parlamentarias de Javier Milei, tanto por la suerte que correría el DNU 70/23 después de su rechazo en el Senado como por la nueva versión de la ley ómnibus.

Fuentes del bloque radical comentaron que la conversación «dista de ser una acción de lobby» sino que expresa «la incertidumbre para ejecutar un plan de negocios». «No significa que quieren que se derogue sino que quieren que el panorama se aclare», explicaron.

Los contactos se multiplicaron después que fracasara el decretazo en la Cámara Alta. De hecho, durante la cobertura de aquella sesión que el empresario Nicky Caputo se había puesto al hombro la defensa del DNU. El fueguino Pablo Blanco admitió en recinto que había recibido llamados de empresarios que le sugerían que pensara en el impacto que se produciría sobre la actividad económica de su provincia si no prosperaba el decreto pero, a pesar de la presión, votó en contra.

Una de las empresas inquietas por el limbo parlamentario actual sería Pérez Companc, que evalúa la chance de poner en el freezer determinadas líneas de negocios y esperar. Aunque en el entorno de Luis Pérez Companc, dueño de la firma, prefirieron no hacer declaraciones ante la consulta de este medio, un empresario del sector comentó que «a Pecom le está yendo bárbaro con Molinos Río de la Plata pero, hasta que no se resuelva si se aprueba el DNU, no va a desarrollar determinadas acciones derivadas de la actividad energética».

Una diputada del llamado Norte Grande reconoció que «hay nerviosismo en los empresarios porque todavía no tienen ni un papel», en referencia a las trabas que sufrió hasta acá el oficialismo por su impericia en el Congreso. «Si se quejan de la seguridad jurídica cuando hay ley, es lógico que duden en invertir en este contexto», remarcó.

Para colmo, los tiempos diseñados para el tratamiento del nuevo borrador de la ley bases se dilatan. Cuando la Casa Rosada emprendió las negociaciones con los aliados, estimó que para el 14 de abril estaría logrando la media sanción en Diputados pero este miércoles el ministro del Interior, Guillermo Francos, recién recibiría al bloque Innovación Federal, la última de las tres bancadas del centro junto a la de Miguel Pichetto y el radicalismo. «Solo si no se traba la discusión, podría dictaminarse la semana que viene y tal vez puedan llamar a sesión especial pero falta mucho todavía», sostuvo uno de los diputados de ese grupo.

La especulación más extendida es que, si no mediaran tropiezos del gobierno en esta ocasión, Milei podría tener la aprobación en la Cámara Baja antes que finalice abril y alzarse con la sanción definitiva en el Senado antes del paro de la CGT anunciado para el próximo 9 de mayo. «Pero no se sabe nada y hay que ver si incorporan todo lo que estamos pidiendo que cambien», alertó una legisladora puntillosa, y agregó: «es probable que tengan el mismo número que en febrero para la aprobación en general, alrededor de 140 votos a favor, pero hay que ver qué pasa cuando se vote artículo por artículo».

En la cena del Cippec, coincidieron libertarios, radicales, lilitos y peronistas. Las coincidencias sobre el destino de la ley ómnibus los juntaban: a uno de los hombres de Elisa Carrió se le escuchó decir que no veía la hora de «aprobar esta ley de mierda», mientras que a uno de los miembros de Unión por la Patria no le quedaban dudas de que el expediente tendrá éxito esta vez.

Un detalle que podría complicar el camino de la ley es que los funcionarios cercanos a Milei pretenden que el Senado vote el proyecto como un paquete cerrado, sin lugar para deliberar sobre su contenido.

Con ese panorama, los empresarios observan el panorama con estupor pero mantienen la calma por el pedido que les hiciera la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, cuando se sumó al gobierno libertario por invitación del Presidente. Los dueños de las principales firmas que apostaron por el PRO recuerdan que Bullrich los reunió en sus oficinas de la Avenida Libertador y les pidió que tuvieran paciencia y que ella mediaría para garantizarles el horizonte que imaginaron cuando la apoyaron como candidata.

Un industrial de la provincia de Buenos Aires concedió que las empresas «bancan al gobierno por ideología antes que por los resultados» y que «tienen una oportunidad histórica» con Milei, incluso a pesar de la incertidumbre. 

LPO.-

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