La letalidad detrás de la mantis orquídea (el insecto más hermoso de la naturaleza)

¿Necesitamos ojos para ver? | EXPLAINERS

Cuando pensamos en especies de belleza sublime, los insectos no suelen aparecer de inmediato en nuestra mente, pero qué pasaría si le dijera que de hecho los seres más hermosos son insectos. Existen polillas sumamente esponjosas que dan una especie de calma a la vista, también existen peculiares escarabajos con patrones que parecen haber sido pintados por el mismo Picasso, pero dentro de la clasificación de insectos hermosos la que quizá más destaca es la mantis orquídea. Esta conjuga las peculiaridades de dos mundos mágicos, la fauna y la flora.

La mantis orquídea

El código de la naturaleza es muy claro, está diseñada para sobrevivir, aunque las maneras en que lo hacen son realmente sorprendentes. La evolución de cada ser es única y resulta inefable pensar que haya sido posible que se ramificara en millones de formas hermosas. Tan sólo piense en la gran cantidad de mamíferos asombrosos con los que cohabitamos el planeta, las aves y su extraordinario comportamiento y un mundo microscópico de insectos que está fuera de nuestra vista.

Una de millones de ramificaciones de la evolución resultó en la especie conocida como mantis orquídea (Hymenopus coronatus), que posee uno de los mimetismos más hermosos y letales de la naturaleza. Entre características de la flora y la fauna, la mantis orquídea resulta engañosa a simple vista pero si se le presta mayor atención, de pronto las formas comienzan a cobrar sentido.

Lo que parece ser una flor con coloridas tonalidades rosadas, combinadas con esporádicos patrones naranjas y raíces verdes, es en realidad un insecto con movimientos que inspiraron las artes marciales orientales. Sus patas medias y traseras son rosadas y tienen forma de corazón que asemejan a los delicados pétalos de las orquídeas.

Apariencia sublime pero letal

Desde hace siglos la mantis orquídea ha asombrado a los naturalistas, aunque a la fecha sigue siendo tan extraña que se conoce poco sobre su comportamiento. El escritor de viajes James Hingston, fue uno de los primeros en describir la mantis orquídea en 1897.

Fue descrita por primera vez en 1897 por James Hingston en su “Vagabundeos por Oriente”, quien en un principio pensó que se trataba de una orquídea carnívora extremadamente rara:

“Mi amable anfitrión me lleva por su jardín y me muestra, entre otras cosas, una flor, una orquídea, que atrapa y se alimenta de moscas vivas. Se apoderó de una mariposa mientras yo estaba presente y la encerró en sus hermosas pero mortales hojas, como una araña la hubiera envuelto en una red.

Pero luego se supo que lo que Hingston había visto no era una planta carnívora, sino una mantis con un intrincado sistema mimético, un proceso evolutivo que le brinda las condiciones necesarias para subsistir, o eso era lo que los entomólogos creían.

En un inicio se pensó que la mantis orquídea era un clásico ejemplo de mimetismo críptico en donde el animal desarrolla semejanzas con su entorno para subsistir a la caza de los depredadores. Pero conforme avanzaron las investigaciones, se dieron cuenta de que de hecho no imita ninguna flor cercana a su entorno, ¿cómo esconderse entonces? Y aquí es donde la naturaleza siempre nos brinda un plot twist inesperado, la mantis orquídea no usa su belleza para mimetizarse, sino para atraer a sus víctimas.

No se trata de un mimetismo críptico sino agresivo, dicen los entomólogos, con el que las mantis orquídeas atraen a sus víctimas, insectos y polinizadores que se posan en una flor falsa que resulta ser un depredador. Así es como la letalidad y la belleza se conjugan en la naturaleza para mantener el equilibrio perfecto. Continue deslizando para deleitarse con la belleza de la mantis orquídea.

ECOOSFERA Crédito de fotos: Frupus

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