Un mundo sin trabajo: el despertar de la inteligencia

Con los postulados del «mundo sin trabajo» en mente, he tratado de identificar signos en la sociedad que permitan contrastar su validez.

Desplazamiento de empleos, división del trabajo entre humanos y máquinas, renta universal básica, educación a lo largo de la vida, automatización y tecnología… Los postulados básicos publicados en 2020 por el profesor inglés Daniel Susskind, investigador de la Universidad de Oxford, se han potenciado durante el corriente año.

Susskind argumenta que:

  • El avance de la tecnología y la automatización está transformando radicalmente el panorama laboral.
  • Las máquinas y los algoritmos son capaces de realizar cada vez más tareas que antes eran exclusivas de los seres humanos.
  • Muchas ocupaciones y empleos tradicionales se verán afectados por la automatización, lo que llevará a una disminución significativa de la demanda de trabajo humano en ciertos sectores.
  • La relación entre humanos y máquinas cambiará. Será necesario encontrar nuevas formas de trabajo colaborativo para aprovechar las habilidades únicas de ambos.
  • La posibilidad de proporcionar una base de ingresos a todos los ciudadanos podría ser una forma de abordar la creciente desigualdad y garantizar un nivel mínimo de bienestar.
  • La educación continua y el aprendizaje a lo largo de la vida se vuelven fundamentales para mantenerse relevantes en el mundo laboral en constante evolución.

Lo novedoso, entre sus provocadores postulados, es el concepto de “valor humano” que refiere a las habilidades, capacidades y atributos únicos que los seres humanos aportan a la sociedad y al trabajo. Argumenta que, a medida que la tecnología reemplaza tareas rutinarias, los humanos deben centrarse en actividades que requieren creatividad, empatía, juicio moral y pensamiento crítico, aspectos intrínsecos de nuestra condición humana. El valor humano reside en nuestra capacidad para adaptarnos, innovar y ofrecer perspectivas únicas que complementen y potencien el poder de la tecnología.

La historia recordará al 2023 como el año en que la Inteligencia Artificial (IA) alcanzó proporciones masivas desde el advenimiento de ChatGPT. La IA generativa y sus modelos de lengua amplios (LLM) han potenciado la colaboración entre algoritmos y trabajadores.

Así, con los postulados del “mundo sin trabajo” en mente, he tratado de identificar signos en la sociedad que permitan contrastar su validez.

Entre los desarrollos que se afirman en Susskind, me interesa resaltar el caso de la empresa WorkFusion y sus “digital workers”. El concepto de «trabajadores digitales» se refiere a tecnologías aplicadas a automatizar y mejorar los procesos de trabajo en las organizaciones.

Conocidos como “RPA Bots” (Robotic Process Automation, por sus siglas en inglés), son softwares de Inteligencia Artificial diseñados para imitar las tareas y acciones que normalmente realizarían los empleados humanos, así como también son capaces de interactuar con aplicaciones y sistemas informáticos de la misma manera que lo haríamos nosotros: completar formularios, extraer datos de documentos, realizar cálculos, enviar correos electrónicos, entre otras tareas. Estos trabajadores pueden realizarlas con mayor eficiencia y velocidad, sin detenerse ni descansar, sin turnos de trabajo, con la capacidad de aprender y adaptarse.

Acertadamente, su equipo de marketing representa a los trabajadores digitales con nombres de personas como Casey o Evelyn, facilitando la adopción para quien los contrata.

Tomando el caso de Casey, nos encontramos frente a una Coordinadora de Atención a Clientes que puede:

  • Responder 300.000 correos electrónicos por mes.
  • Derivar el 90% de ellos en 15 minutos.
  • Mantener un tiempo promedio de atención inferior a 2 minutos.

Sus responsabilidades son:

  • Gestionar las consultas de los clientes.
  • Garantizar que se cumplan los SLA.
  • Resolver problemas rápidamente.
  • Gestionar de manera proactiva el contacto con los clientes.
  • Derivar con precisión las consultas de acuerdo con las políticas y procedimientos de la organización.

Sus habilidades incluyen:

  • Atender consultas en 20 casillas de correo.
  • Recibir mensajes y convertirlos en “.pdf” para su clasificación.
  • Descargar los adjuntos.
  • Clasificar los mensajes, su idioma y adjuntos.
  • Generar reglas de clasificación.
  • Manejar excepciones interactuando con humanos.

La comparación de capacidad entre la respuesta humana y la IA frente a estas tareas procedimentales y rutinarias no deja lugar a dudas sobre su utilidad.

El ejemplo de WorkFusion nos permite concluir que las organizaciones se encaminan al cumplimiento de los postulados de Daniel Susskind al desarrollar trabajadores digitales que automatizan tareas rutinarias, liberando a los empleados para centrarse en actividades de mayor “valor humano”. Esto respalda el concepto al reconocer la importancia de las habilidades humanas únicas en un entorno tecnológico, evolucionando hacia roles estratégicos y creativos, impulsando la transformación del empleo mediante la automatización inteligente y el aprendizaje automático.

Director de la Ingeniería en Informática de UADE.

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