El auditor del FMI advirtió que las bandas pueden colapsar si Caputo no acumula reservas

Max Alier, encargado del FMI de la oficina argentina, envió a Washington un informe muy crítico de la política económica de Milei y Caputo. Las difíciles negociaciones de Daza en Washington y Nueva York.

El vergonzante silencio de las autoridades del FMI que terminaron su reciente visita en la Argentina sin pronunciarse sobre la revisión del acuerdo del 13 de junio, tiene una explicación: no tienen nada buena para decir sobre la marcha del programa acordado con Milei y Caputo, apenas hace tres meses.

De hecho, el encargado del FMI para la oficina en la Argentina, el economista Max Alier, elaboró un informe muy crítico de la marcha dede Milei y Caputo, que el organismo mantiene bajo cuatro llaves. Alier es una mente brillante del FMI, apodado «el Nash del Fondo». Nacido en Costa Rica, estudió en la Universidad Católica de Chile, donde conoció al viceministro, José Luis Daza. 

En su informe, Alier no sólo acusó desvíos respecto a lo acordado en las metas fiscales y de acumulación de reservas netas, sino que encendió alarmas por los desequilibrios monetarios: si los fondos comunes de inversión Money Market enfrentan mayores encajes, podrían dejar de demandar Lecaps. Y con la retirada de las Lefis y la débil absorción de pesos vía Bopreal, la presión sobre el tipo de cambio podría colapsar las bandas del dólar, advirtió. 

El informe, cuyo contenido fue comentado a LPO por una fuente al tanto de las discusiones con el organismo, sugiere que las tasas deberán seguir subiendo, a contramano con la idea de remonetizar la economía y llevar la base monetaria al 9% del PBI, que pregonan Milei y Caputo en sus conferencias y streaming libertarios. 

Frente a este clima de creciente molestia en el Fondo, Caputo apeló a Daza para tratar de ablandar posiciones y conseguir que le liberen el desembolso de USD 2.000, que el organismo mantiene pisado.

Caputo, según describió a LPO un funcionario de Economía, «está recluido y se la pasa dándole órdenes a Daza». En efecto, la sustentabilidad del programa económico parece recaer cada vez más en las espaldas del viceministro de nacionalidad chilena, que vive buena parte del mes entre Washington y Nueva York, tratando de conseguir los dólares que le faltan a Caputo. Esta presión habría motivado que familiares le sugieran que acaso ya es hora de dar por concluida la experiencia argentina y regresar a su confortable vida en Manhattan. 

El viceministro de Economía, José Luis Daza.

Daza además de intentar destrabar el desembolso del FMI, intenta que el secretario del Tesoro, Scott Bessent, libere los USD 5.000 millones que supuestamente se comprometió a girar a la Argentina de Milei, si llegaba a necesitarlo. Todo indica que ese momento está cada vez más cerca.

El problema es que la pelea de Trump con el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, distrae al Tesoro de las urgencias argentinas. En la administración del republicano están concentrados en ver si es posible que Kevin Warsh reemplace a Powell en la FED.

No la tiene fácil Daza. El staff del Fondo está por entrar en vacaciones, que en la muy bien rentada burocracia del organismo, podrían extenderse hasta septiembre. Mientras el viceministro encadena reuniones en el mítico Harry’s de Nueva York. 

«Justo ahora me venís a ver, habíamos quedado que llegaban holgados con la revisión de junio y el desembolso pendiente», le contestó al viceministro el encargado de uno s delos fondos importantes de Wall Street. 

Es que en Wall Street, los interlocutores de Daza ya no se conforman con las arengas de libre mercado de los funcionarios libertarios, como demostró el lapidario informe de J.P. Morgan. A las inconsistencias macroeconómicas se sumó la preocupación política y no sólo por un eventual triunfo del peronismo en la provincia de Buenos Aires, sino por la implosión que generó el propio Gobierno de su relación con los gobernadores aliados. 

La posibilidad que avance el aumento de las jubilaciones, los fondos a las universidades, al Hospital Garraham y el reparto obligatorio de los ATN, arroja sombras sobre la capacidad política de Milei y Caputo para sostener el control del gasto. 

Acaso por eso, la misión del Fondo que pasó por Buenos Aires dejó un mensaje afilado como bisturí: si no hay privatización de al menos 20 empresas públicas entre octubre y fin de año, el FMI podría empezar a revisar su apoyo incondicional a Milei.

Es que cuando se miran los números, es muy evidente que el apoyo del Fondo es sobre todo una opción política del organismo. El acuerdo firmado proyectaba una prima de riesgo país de 550 puntos básicos para 2025. Hoy está en 700. Y el déficit de cuenta corriente, que debía ser negativo en 0,4% del PBI, ya va por el 2,1% del producto. Sin mencionar la acumulación de reservas acordada, que está unos USD 6.000 millones por debajo de la meta.

LPO

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