Periodistas, los mayores enemigos de Milei: de los apodos y los insultos a buscar la intervención judicial

El presidente activó una nueva avanzada contra comunicadores críticos: denuncias penales, apodos misóginos, campañas digitales con IA y un discurso que genera repudio local e internacional. La justicia ya desestimó denuncias anteriores. El NYT advirtió sobre la “guerra contra los medios”.

Javier Milei profundizó en los últimos días su embestida contra periodistas que critican su gestión. Tras haber denunciado a Julia Mengolini por “injurias” luego de una frase dicha en C5N sobre su hermana Karina, el mandatario avanzó judicialmente ahora contra Jorge RialFabián DomanMauro Federico y Nicolás Lantos. Según su abogado Francisco Oneto, los dichos de los comunicadores habrían lesionado su “honor y reputación”.

La denuncia contra Rial, Doman y Federico recayó en el Juzgado Criminal y Correccional Federal N.º 10, mientras que la causa contra Lantos se tramitará en el Juzgado N.º 9. A diferencia del resto, esta última también suma los delitos de “calumnias” y “falsa imputación”. En su presentación, la defensa presidencial destacó frases como: “¿Garcha Milei? Para mí es parte de la salud mental de un mandatario” (Federico) y “Hace a la política, hace al esquema de poder saber si Trump tiene pareja real o si a Macrón la mujer le metió un sopapo” (Doman).

Doman, al enterarse, publicó: “No sé qué dije que le molestó, pero trabajo con respeto y honestidad intelectual. Eso intento hacer siempre: periodismo”.

En paralelo, Mengolini anticipó que contraatacará judicialmente, tras el hostigamiento que sufrió en redes donde se la acusó falsamente de incesto mediante un video editado con inteligencia artificial. “No hice más que ejercer mi derecho constitucional a opinar. Y ahora me denuncian penalmente por eso”, expresó.

Las causas se dan en un clima de hostilidad creciente hacia la prensa. No sólo por las presentaciones judiciales: Milei también replicó insultos dirigidos a María O’Donnell (“Mandrila”), Romina Manguel (“menos que un primate”), Gabriela Pepe y la propia Mengolini (“Mierdolini”, “Pautolini”), entre otros.

El New York Times recogió esta escalada en una nota publicada esta semana. Bajo el título “La guerra de Milei contra los medios de Argentina se evidencia en una campaña impulsada con IA”, el diario denunció que el Presidente amplificó ataques falsos, entre ellos el video contra Mengolini, y analizó: “La retórica de Milei está erosionando la libertad de prensa y aumentando el riesgo de violencia”. También detalló cómo el eslogan “No odiamos lo suficiente a los periodistas” (abreviado como NOLSALP) se volvió una consigna libertaria similar a las utilizadas por Donald Trump y Elon Musk en sus respectivos enfrentamientos con los medios.

El artículo, firmado desde Buenos Aires por Daniel Politi y Natalie Alcoba, remarcó que “Milei tiene umbrales de tolerancia muy bajos. La más mínima crítica lo pone loco”, citando a la propia Mengolini. Sobre O’Donnell, señaló que el presidente “utilizó un insulto con carga sexual que busca humillar a quien lo critica”. También subrayó que, aunque Milei no publicó el video falso, “consideró la campaña contra Mengolini una represalia justificada”.

En Argentina, voces del derecho coinciden en que las causas iniciadas por el Presidente tienen escaso sustento legal. Desde 2009, el Código Penal excluye delitos de calumnias e injurias cuando se trata de asuntos de interés público. Aún así, Milei insistió en este camino con denuncias anteriores a Carlos PagniAri Lijalad y Viviana Canosa, que ya fueron desestimadas por la justicia.

Mientras la persecución escala, el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba) expresó su rechazo. “Más atacan la libertad, más tenemos que organizarnos colectivamente. Repudiamos la criminalización a periodistas”, escribieron. Y sumaron: “Nos solidarizamos con Lantos, Rial, Doman, Federico y con cada colega que recibe agravios, hostigamientos y denuncias. ¡Basta!”.

El gremio, junto con la Facultad de Sociales de la UBA, había publicado un informe en 2024 denunciando represión sistemática contra trabajadores de prensa, sobre todo en manifestaciones callejeras. En uno de esos episodios, Pablo Grillo, reportero gráfico, resultó gravemente herido por un cartucho de gas lacrimógeno disparado por Gendarmería durante una protesta de jubilados.

En otro hecho reciente, Roberto Navarro fue atacado en la vía pública y debió ser internado 48 horas. También Antonio Becerra, fotógrafo, fue intimidado por Santiago Caputo, asesor del Presidente, durante el debate de candidatos legislativos.

Los ataques también tienen una dimensión de género. La mayoría de las víctimas de agresiones digitales y simbólicas del oficialismo son mujeres. En este punto, Amnistía Internacional Argentina alertó: “Lo que nos preocupa hoy, más que todo, es la incitación al odio”. Su directora, Mariela Belski, advirtió que esta lógica podría terminar desbordando el plano online y trasladarse al terreno físico.

Mientras tanto, referentes políticos de la oposición no reaccionan con firmeza. En ese vacío, Milei consolida su cruzada contra el periodismo con una mezcla de insultos, causas penales y trolls digitales que replican su hostilidad desde las sombras de la red.

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