Cambios en la movilidad: en diez años las motos serán mayoría en las ajetreadas calles tucumanas

Tucumán experimenta un cambio profundo en la movilidad urbana: mientras el uso de automóviles y del transporte público cae, la motocicleta se consolida como el principal medio de transporte en la provincia. Sin embargo, las políticas de tránsito y transporte siguen centradas en una visión “automovilística” que deja de lado la realidad de quienes se desplazan en dos ruedas.

Según datos de la Dirección de Tránsito y Transporte, en 2024 los colectivos representaron apenas el 8% del total de viajes en el Gran Tucumán, una caída estrepitosa frente al 35% que registraban en 2010. Esta merma se explica por la creciente ineficiencia del sistema: escasa cobertura, combinaciones complejas —como la necesidad de dos tarjetas para cruzar de Banda del Río Salí a la Capital— y demoras prolongadas. Todo esto encarece y entorpece el traslado cotidiano, empujando a miles de personas hacia opciones más rápidas y económicas.

El automóvil tampoco logra posicionarse como solución. A pesar de su confort, ocupa demasiado espacio, es caro de mantener y altamente contaminante. Con un promedio de 1,2 personas por viaje, se vuelve un actor problemático para la movilidad en distancias cortas.

En este contexto, la motocicleta emerge como el vehículo más eficiente en términos de costo, espacio, accesibilidad y tiempo. De 2014 a 2024, mientras los patentamientos de autos cayeron un 50%, los de motos se mantuvieron estables y, en 2025, se dispararon un 103% respecto del año anterior. Solo en 2024 se patentaron 24.096 motos en Tucumán, frente a apenas 6.470 autos, según la Dirección Nacional del Registro de la Propiedad Automotor (DNRPA).

El fenómeno también tiene impacto territorial. En zonas del interior donde no circulan colectivos, la moto se convierte en el único medio viable de traslado. Según estimaciones basadas en datos del INDEC y del ex subsecretario de Tránsito, Enrique Romero, actualmente habría cerca de 650.000 motocicletas en circulación en Tucumán, es decir, una cada tres habitantes.

Además de su bajo costo de adquisición, una moto puede recorrer 100 kilómetros con apenas entre 1,5 y 2,2 litros de combustible, contra al menos 7 litros que necesita un auto pequeño. Para trabajadores que deben trasladarse varias veces al día, como empleados de comercio, el colectivo representa un gasto muy superior.

A pesar de esta realidad, las políticas públicas siguen ignorando la masificación del uso de la motocicleta. “Las motos son una plaga” es una frase común que refleja una mirada estigmatizante sobre un medio de transporte que ya es mayoritario. Pero la falta de planificación y regulación específica tiene consecuencias graves: las motos están involucradas en cerca del 80% de los accidentes de tránsito en la provincia.

Especialistas coinciden en que es urgente que el Estado reoriente su enfoque, dejando de “ningunear” al vehículo que ya transporta a la mayoría de los tucumanos. Es necesario avanzar en medidas de seguridad vial, formación de conductores, control estricto de normas de tránsito y sanciones ejemplares para infractores. También se deben incorporar a la planificación urbana espacios adecuados para su circulación y estacionamiento.

Tucumán se enfrenta a una encrucijada: seguir planificando una ciudad para autos y colectivos que cada vez se usan menos, o asumir con realismo que la moto es —y seguirá siendo— el motor del transporte en la provincia. La decisión que tomen las autoridades definirá la movilidad de los próximos años.

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