Sucede en este mundo: 13 millones de personas en dos años tuvieron que huir de sus hogares
Guerra, abusos generalizados, indignidad, hambre y otras penurias azotan a un país que, desde el 15 de abril de 2023, convirtió la violencia en una constante.
La emergencia en Sudán se convirtió en una de las crisis de desplazamiento más grandes y devastadoras del mundo, a la vez entre la menos reportadas y financiadas.
Es por ello que Fundación ACNUR Argentina, organización encargada de visibilizar la problemática de las personas refugiadas y desplazadas y de recaudar fondos para la labor de ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, realizó un llamamiento para contar con los fondos que permitan brindar la protección necesaria y que esta crisis no sea olvidada.
A tan solo dos años del inicio del conflicto, cerca de 13 millones de personas tuvieron que huir de sus hogares en busca de seguridad y protección.
En los últimos días, se registraron ataques brutales contra personas vulnerables en el norte de Darfur.
Entre las víctimas había trabajadores humanitarios. Estas son violaciones flagrantes del derecho humanitario.
La situación es crítica, con el alarmante número de 8.6 millones de personas desplazadas de manera interna y otros 3.8 millones personas refugiadas principalmente en países limítrofes como la República Centroafricana, Chad, Egipto, Etiopía, Libia, Sudán del Sur y Uganda, el apoyo se vio afectado por el difícil acceso a las zonas fronterizas y la escasez de servicios disponibles.
La guerra civil sudanesa, también llamada guerra de Sudán, es un conflicto militar que se inició el 15 de abril de 2023 en el territorio de la República de Sudán, cuando estallaron combates entre las Fuerzas Armadas de Sudán (FAS) y las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR o RSF) en todo ese país.
Comenzó con una ofensiva de las FAR contra instituciones gubernamentales mientras se informaba de ataques aéreos, artillería y disparos en todo Sudán.
A lo largo del conflicto, el líder de las FAR, Mohamed Hamdan Dagalo, y el líder de facto y jefe del ejército de Sudán, Abdelfattah al Burhan, disputan el control de los sitios gubernamentales en Jartum, incluido el cuartel general del ejército, el Palacio Presidencial, el Aeropuerto Internacional de Jartum, la residencia oficial de Burhan y el SNBC así como los estados y ciudades de Darfur y Kordofán.
Refugio precario
Filippo Grandi, Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, estuvo recientemente en Chad, un refugio para casi un millón de refugiados sudaneses que huyen de esta carnicería, y declaró que «las personas que conocí en la frontera compartieron historias que nadie debería tener que vivir. Y sin embargo, a pesar del dolor, me dijeron que ya no se sentían en peligro. Ahí radica el poder silencioso del asilo«.
Destacó sin embargo «la grave escasez de financiación significa que nos costará aliviar el sufrimiento. Las provisiones de alimentos y medicinas se están agotando. El refugio ya es precario. Ya no podemos trasladar a los refugiados a zonas más seguras».
Números inadmisibles de la crisis en Sudán:
- 1 de cada 3 sudaneses ha sido desplazado forzosamente.
- Alrededor de 3.8 millones de personas abandonaron Sudán desde abril del 2023.
- 8.6 millones de personas permanecen desplazadas dentro del país.
- 1 de cada 13 personas refugiadas en el mundo proviene de Sudán.
- 1 de cada 6 personas desplazadas internas en el mundo proviene de Sudán.
- En al menos 5 puntos del país se reportaron condiciones de desnutrición severas, que aumentarán de manera catastrófica para mayo con la temporada de escasez.
- Mujeres y niños conforman el grupo más vulnerable de esta crisis debido a la violencia sexual y la tortura.
Violencia sexual sistémica
Las personas que huyen de Sudán denuncian haber sufrido violencia sexual sistémica y otras violaciones de derechos humanos, además de haber presenciado asesinatos en masa.
La mitad son niños y niñas, incluidos miles sin familia.
Sumado a ello, las condiciones climáticas han empeorado por la temporada de lluvias, promoviendo brotes de enfermedades como el cólera y la malaria.
Las necesidades humanitarias son tan urgentes hoy como en el inicio de la crisis.
Tristemente, la respuesta a ello es escasa: la infraestructura necesaria está colapsando y el acceso a servicios básicos como agua potable, atención médica y albergue es limitado.
En consecuencia, millones de niñas y niños padecen inseguridad alimentaria, y más de una docena de regiones está al borde de la hambruna.
(NA)